Está un jefe militar al mando de sus 100 reclutas poniendo orden. En eso, de repente se oye a alguien comiendo pipas entre todos los soldados, a lo que el jefe se da la vuelta enseguida y соn cara muy seria pregunta a todo el escuadrón:
- ¡¿Quién está comiendo pipas?!
(Nadie contesta)
- Si nadie confiesa ahora, en 15 segundos despediré a 25 de ustedes.
Sigue sin contestar nadie, todos acobardados, y al final el jefe procede a lo dicho. Quedan 75 soldados ahora reclutados.
De repente se oye otra vez un chasquido de comer pipas sobre alguien de los reclutados.
- ¡¿Pero vamos a ver?! ¿¡Quién demonios está comiendo pipas!? ¡Que levante la mano el culpable, o me cargo a 25 más de vosotros!
Nadie se ha manifestado, por lo tanto, el jefe despide a otros 25 reclutas más, quedando ahora solo 50, a ver si ahora no comía nadie pipas... pero no tardó en sonar otra vez a alguien mascando pipas.
- ¡Que no podéis comer pipas! ¡Que se presente YA el perpetrador de las pipas, o solo quedaréis cinco en el ejército!
Tampoco contesta nadie, a lo que el jefe ha seleccionado a 45 personas para tirarlos a la calle, quedando solo 5 en el grupo. Se oye otra vez a alguien comiendo pipas.
- ¡¡Maldita sea!! ¡Esto es increíble! ¡De 100 que érais ahora sois 5 y aún anda alguien comiendo pipas! ¡Que dé un paso adelante ya el portador de la bolsa de pipas, o quedaréis todos despedidos!
A lo que enseguida, un soldado de entre el grupo se dispone a dar un paso adelante dirigiéndose al jefe:
- He sido yo, señor. Lo siento mucho, mis disculpas. ¡Haré lo que quiera por usted, señor!
- ¿¡Así que has sido tú el que estaba comiendo pipas...!? Bien, pues... ¿me das una?