Una pareja de recién casados pasan su luna de miel en una casa en las afueras de la ciudad, cuando en mitad de la noche son sorprendidos por extraños ruidos y luces multicolores que vienen desde el jardín.
Se levantan sin ropa, como estaban, y ven que hay una nave de la cual descienden una pareja de seres de otro planeta, muy similares a ellos aunque un poco más espigados y cabezones.
Los visitantes explican que vienen en una misión de intercambio, y los recién casados los invitan a seguir a su casa.
Después de una animada conversación y unos cuantos cócteles venusinos, los terrícolas aceptan hacer el intercambio (de parejas) propuesto por los visitantes.
Cada uno de los varones va y se acuesta соn la pareja del otro. Al otro día, una vez que los extraterrestres se han ido, los recién casados se sientan a contarse las experiencias vividas la noche anterior y la primera en hablar es la dama:
- En un principio -dice ella- sentí un poco de decepción y risa al ver que el tamaño del órgano reproductor del marciano parecía el de un niño de 5 años, pero inmediatamente él, me explico que el tamaño lo podían acoplar solamente torciéndose las orejas en rosca izquierda o derecha, según la exigencia de la pareja. Fue así como en segundos llegamos a "ese" tamaño que yo deseaba y la pasamos de maravilla. ¿Y a ti, como te fue?
-¡ Mal! -contesta el hombre tirándose de espaldas en el sofá- Yo creí que esa marciana se había vuelto loca, porque estuvo desesperada toda la noche ¡TORCIÉNDOME LAS OREJAS!