Estaba un borracho caminando tranquilamente en la calle y de repente se encuentra un muerto tirado debajo de una caseta telefónica y decide llamar a la policía:
- Buenas noches, usted está hablando a la estación de policías, ¿cuál es su problema?
- He encontrado a un muerto dice el borracho.
- ¿Está seguro de que está muerto?
- Sí, señor estoy seguro.
- Muy bien, ¿en qué calle se encuentra?
- Espéreme, le vuelvo a llamar ahorita.
Entonces el borracho se dirige a ver el nombre de la calle y apresurado regresa al teléfono y vuelve a marcar.
- Buenas noches usted está hablando a la estación de policías, ¿cuál es su problema?
- Soy el del muerto.
- Ah sí señor, ¿cuál es la calle?
- Es... a ver, déjeme volver a ir a ver.
Vuelve a ir a ver el nombre de la calle y esta vez lo va repitiendo en su mente.
- Buenas noches, usted está hablando a la estación de policías, ¿cuál es su problema?
- Soy yo el del muerto.
- Ah sí, usted, ¿cómo se llama la calle?
- Ah, es... otra vez se me olvidó.
Va varias veces y siempre a la hоrа de marcar se le olvida el nombre de la calle.
Hasta que por la décima vez habla:
- Buenas noches, usted está hablando a la estación de policías, ¿cuál es su problema?
- El del muerto.
- Ah otra vez usted, señor, ahora sí dígame como se llama la calle.
- Libertad.
- ¿Pero por qué no lo dijo antes? si no está tan difícil.
- ¡Es que el nombre de la otra estaba tan difícil que mejor moví al muerto!