Era una vez un señor que tenía una gata y ya no la quería más, entonces se fue al monte y la tiró. Después de unos días la gata regresó, y el señor se la llevó y la tiró del otro lado del monte, y la gata volvió. Entonces, le preguntó a su compadre, cómo lo podía hacer para que no volviera y éste le dio algunas indicaciones.
El señor le da las indicaciones, cruza el monte, ve al río y crúzalo, voltea a la derecha, luego a la izquierda, otra vez a la derecha, cruza el puente y deja la gata.
Después de una semana el señor llegó соn el compadre todo sucio, cansado, hambriento, desvelado y sediento, y el compadre le pregunta:
¿ Cómo te fue?
Y el señor le contesta:
Hombre compadre, si no es por la gata, ¡no regreso!
Un señor odia al gato de su mujer porqué no hace más que arañarle a traición y decide hacerlo desaparecer. Lo mete en una bolsa y lo lleva en el coche a 20 kilómetros de su casa.
Cuando vuelve, el gato está sentado en el portal de la casa. Nervioso, el tipo repite la operación, pero ahora lo abandona a 40 kilómetros de su casa. Cuando vuelve, el gato otra vez está esperándolo en la puerta.
El hombre enfadado; agarra el gato, lo pone en el coche y recorre 93 kilómetros al este, 30 al norte, 27 al oeste y 25 hacia el sur... Suelta el gato y emprende el regreso a casa.
Al cabo de un rato, llama a su mujer por el móvil y le dice:
- Cariño, ¿el gato está por ahí?
- Acaba de llegar, ¿por qué, querido?
- Pon a ese desgraciado al teléfono, que me he perdido!!!