Chistes calientes - Chistes para adultos
– Dos amigos charlaban acerca de la esposa del primero:
– ¡No sé qué hacer amigo!, ya no logro excitar соn nada a mi mujer, y ¡ya lo he intentado todo!
– Mirá, a cada mujer hay que excitarla de forma diferente, pero hay algo que sirve para todas por igual:
Los aromas.
– Y eso como es?
– Hoy llega lo más tarde posible a tu casa, para que tu mujer esté dormida; соn mucho cuidado, levantas las sábanas y metes la mano en medio de sus piernas.
– Después, te pasas la mano por el rostro, para que se impregne de su aroma, ¿me entendiste?
– ¡Sí!, no hay problema.
– Esa noche, casi en completa oscuridad, el señor sigilosamente se mete a la cama y соn la delicadeza que la misión amerita, introduce lentamente la mano por entre las piernas de su esposa, acto seguido frota соn intensidad su rostro y se aproxima al oído de su amada.
– ¿Mi amooor…?, ¿mi chiquiiita..?
– La mujer solamente cambia su posición, pero sin despertar.
– Nuevamente el animoso esposo, repite la operación, pero ahora соn más intensidad.
– ¿Mi cuchi-cuuuchi..?, ¿mamiiita…?
– Esta vez la esposa lentamente despierta y соn un pesado movimiento enciende la luz de la lámpara.
Se queda viendo unos segundos fijamente a su esposo y exclama:
– ¿Y ahora…?, ¿quién te rompió la cara?
Un granjero lleva su camioneta al pueblo y el mecánico dice que tiene que dejarla hasta el día siguiente, así que decide regresar caminando a su granja, que no queda lejos.
En el camino pasa por la ferretería y compra un balde y un tarro de pintura. Allí, un colega le entrega dos gallinas y un ganso que le debía.
Ahora nuestro granjero tiene un problema: Cómo llevar todo a casa caminando.
Mientras piensa cómo hacer, se le acerca caminando una señora madura y le pregunta cómo llegar a la granja de los González; el granjero le dice que va en esa misma dirección, y que si no tuviera que llevar esa carga la acompañaría.
La señora dice:
- ¿Por qué no pones la lata de pintura en el balde? Lo llevas en una mano; te pones una gallina debajo de cada brazo y llevas el ganso en la otra mano.
El granjero sorprendido agradece y comienza a acompañar a la señora. En un momento le dice:
- Conozco un atajo, que nos saca del camino principal, pero nos ahorramos un kilómetro.
La dama lo mira соn desconfianza y responde:
- Soy una viuda solitaria sin un hombre que me defienda. ¿Cómo sé que no me vas a llevar por el medio del campo, me vas a poner contra un árbol y vas a abusar de mí?
- ¡Pero señora! Aún cuando quisiera, ¿cómo hago? Llevo un balde, una lata de pintura, dos gallinas y un ganso. ¿Cómo hago para achucharla contra un árbol y abusar de usted?
- Pues, pones el ganso en el suelo, lo cubres соn el balde, colocas la pintura encima del balde y yo te aguanto las gallinas... ¡¡¡Es que no teneis iniciativa, соñо!