Carta a mi Jefe II
Si no le satisface mi trabajo, hágaselo saber a todo el mundo: me encanta que mi nombre sea el más mentado en las conversaciones. Pero no me lo diga a mí; podría herir mis sentimientos.
Si tiene instrucciones especiales para la realización de algún trabajo no me las escriba. De hecho, ni siquiera las mencione hasta que ya casi haya terminado el trabajo. ¿Qué necesidad hay de confundirme соn información poco útil?
Nunca me presente a la gente соn la que está. No tengo derecho a saber nada. En la cadena alimenticia de la empresa, hay quien cree que yo sólo soy el "Plancton".
Cuando usted haga una referencia a esas personas en el futuro, yo utilizaré de nuevo mis poderes psíquicos para saber de quién me habla.
Sea agradable conmigo solamente cuando en el trabajo que yo estoy realizando esté en juego su propia vida, o bien, si un mal resultado pudiera enviarle directamente a usted al infierno de los jefes.
Cuénteme todos sus pequeños problemas. Nadie más los tiene y es bueno saber que alguien es menos afortunado que uno mismo. En especial disfruto la historia en la que me explica la enorme cantidad de impuestos que tiene que pagar cada vez que le dan a usted un bonus por ser un gran jefe y haber hecho que entre todos consigamos los objetivos.
Espere a que venga mi revisión anual de resultados para entonces decirme cuál debió de haber sido mi objetivo principal.
Califique mis resultados como mediocres y deme un aumento basado en la inflación. De cualquier forma, yo no estoy aquí por dinero: ¡zoi un pofezioná !.