Chistes y anécdotas de Vecinos
Una bella mujer joven sale de la ducha, se envuelve con una toalla yavisa a su marido que ya puede ducharse. Cuando él entra en la ducha suena el timbre de la puerta. La esposa le dice que ella abre, y baja a abrir la puerta envuelta en la toalla.
Al abrir la puerta se encuentra a su vecino Antonio, quien se queda sin palabras ante la visión que le ofrece la señora. Entonces, él saca dos billetes nuevecitos de 100 euros y le dice a ella que son suyos si deja caer la toalla hasta la cintura.
Ella piensa, "¿por qué no?", de modo que deja caer la toalla y deja sus senos al descubierto , entonces coge el dinero. Antonio jadea ante lo que ve; saca prontamente otros 200 euros y se los ofrece por dejar caer la toalla hasta el suelo para ver todo el asunto. La mujer piensa que ya había llegado bastante lejos, así que no le importaba hacerlo, y deja caer la toalla al suelo enseñando su precioso cuerpo. Antonio la contempla un momento, le da las gracias y se va.
Cuando ella sube de nuevo, su marido que acababa de salir de la ducha, le pregunta que quién había llamado a la puerta.
Ella contesta:
- Era nuestro vecino Antonio.
- ¿Y ha traído los 400 euros que me debe? - pregunta el marido.
Esto es un matrimonio, que desde hace tiempo deseaban tener un hijo, y después de los años, lo consiguen.
Pasan un año, dos, tres, y el niño no habla, a los cinco años, el niño dice, "Abuelito", y después de dos días el abuelo se muere.
El padre, piensa:
- No puede ser que este niño traiga la mala suerte. Ha sido una casualidad.
Pasa un año más, dos, tres, cuatro y a los cinco años, el niño dice, "Abuelita", y a los dos días se muere la abuela.
El padre diciendo:
- Este niño definitivamente, trae mala suerte. Cualquier día dirá Papá y me tocara a mí, ya verás.
Pasa un año, dos, tres, cuatro, cinco, y el niño dice, "Papá".
Y el padre piensa:
- Ya me ha tocado a mí.
El padre, deja todo preparado y a los dos días se muere el vecino de enfrente...
Llega un vendedor a una casa, pero se detiene al ver un perro. Asegurándose de que no mordiera, le pregunta al niño que estaba sentado en la entrada:
- Oye niño, ¿No muerde tu perro?
El niño contesta:
- No señor, no muerde es muy mansito.
Una vez seguro, entra a tocar en la puerta interior. El perro se le lanza como un demonio y lo muerde, rasgándole el pantalón, muy enojado, el hombre le reclama al niño:
- Oye niño, ¿No dijiste que no mordía tu perro?
- Es verdad señor, pero resulta que ese no es mi perro, yo vivo en la casa del lado.