Había una vez un señor que se fue a aprender karate al Japón, y llevaba como 5 años estudiando, pero nada que aprendía no podía dar ni una patada, y ya cansado y aburrido se decidió a hablar соn su maestro que era uno de esos viejitos como de 100 años que enseñan artes marciales.
Llegó el día que iba a hablar соn su maestro y le dijo:
- No, maestro, estoy cansado de esto, llevo como 5 años de mi vida aquí desperdiciados y no se ni dar ni una patada, ya no puedo más, me voy...
El maestro se queda mirándolo seriamente a los ojos y соn voz misteriosa le dice:
- ¿Has visto al atardecer cuando las gaviotas vuelan flamantes por la llanura?
Y el joven responde:
- Sí, maestro.
- ¿Has visto cuando los hipopótamos se revuelcan en el fango?
- Sí, maestro.
- Has visto cuando los leopardos se aparean en el ocaso.
- Sí, maestro.
- ¡Ves, por estar viendo tonterías es que no aprendes un nada!
Un gringо llegó a una posada y le preguntó al posadero, un anciano de 120 años de edad, si tenía un cuarto para pasar la noche.
Éste le respondió que sólo tenía una habitación en el tercer piso, junto al de su nietecita. Pero le advirtió de que si le pasaba algo a su nieta le aplicaría los tres castigos nipones. El tipo le aseguró que no iba a pasar nada y tomó el cuarto.
A la hоrа de la cena bajó por la escalera una dulce japonesita de unos 20 años de edad, muy linda y sensual. Durante toda la cena la japonesita no dejaba de mirarlo y el hombre no podía dejar de pensar en lo que le había dicho el anciano.
Pero cuando llegó la noche, el gringо no pudo resistir la tentación y entró en el cuarto de la jovencita en el que pasó mucho, pero que mucho tiempo.
Cansado volvió a su cuarto a descansar y quedó profundamente dormido tras tanto ajetreo.
A la mañana siguiente, al despertar, se encontró соn una roca inmensa encima de su cuerpo соn un papel que decía: PRIMER CASTIGO NIPON: roca de 50 kilos encima del cuerpo.
El tipo sonrió y pensó que si eso era lo peor que podía hacer el pobre anciano no iba a haber mayor problema.
Se levantó, cargó la roca y la arrojó por la ventana. Fue entonces cuando vió otro papel en el marco de la ventana que decía: SEGUNDO CASTIGO NIPON: roca amarrada a testículo derecho.
El gringо al ver como desaparecía la cuerda que amarraba la roca no se lo pensó dos veces y se tiró por la ventana. Mejor un par de huesos rotos que un huеvо menos, pensó.
Pero cuando caía por el segundo piso pudo leer un gran cartel en la fachada que decía: TERCER CASTIGO NIPON: huеvо izquierdo amarrado a la pata de la cama.
Un oriental va donde el sexólogo a consulta y dice:
- Mile doltol; el ploblema mío sel que cuando hacel el amol соn mi mujel, ella palece que no sentil nala... Y quedalse dolmida...
- Ah, eso tiene una explicación sencilla -dice el doctor y agrega?, algunas mujeres se excitan tanto que el calor las invade, y esto hace que pierdan la sensibilidad. Lo único que debe hacer, es refrescarla mientras consuma el acto sеxuаl.
El oriental sale satisfecho de la consulta, compra un gran abanico de plumas de avestruz y contrata un fornido hombre afrodescendiente para que abanique a su esposa, se mete en la cama соn la mujer y ordena:
- Empieza a abanical ahola neglito...
El afrodesciente empieza su trabajo y el oriental le dice a su esposa:
- Como sentilse ahola mujelcita...?
- No siento nada!... -contesta ella.
- ¡Abical más dulo, neglo!... y ahola ¿como sentilse mujelcita?
- No siento nada, absolutamente nada...
- Espelal que yo enseñal a neglo a abanical -dice oriental y volteándose hacia el otro hombre dice: cambial de puesto pala enseñalte neglo.
El afrodescendiente se coloca encima de la mujer, mientras el oriental empieza a abanicar соn ritmo suave... acompasado..., y después de unos segundos dice:
- ¿Ahola si sentil algo mujelcita?
- Si, sii, siiiii, ahora siiiiiiiiiiiiiii....!
- ¿Vel neglo malika? ¡ASI SEL QUE SE ABANICA!
Un niño japonesito llega a Estados Unidos y el papá lo inscribe en la escuela.
El primer día de clase, la maestra presenta a Susuki, hijo de un empresario japonés, a los chicos de sexto grado.
Luego la maestra les dice a los alumnos:
- Hoy empecemos repasando un poco de historia de América del norte y del sur... ¿Quién dijo "Denme la libertad o denme la muerte"?
La clase se quedó callada, excepto Susuki:
- Lo dijo Patrick Henry, 1775.
- Muy Bien!
- ¿Quién dijo "el gobierno del pueblo para el pueblo, no debe desaparecer de la faz de la tierra"?
- De nuevo, ninguna respuesta de la clase, salvo Susuki:
- Abraham Lincoln, 1863.
La maestra, asombrada, les dice:
- Chicos, debería darles vergüenza. Susuki que es nuevo en nuestro país, sabe más de nuestra historia que ustedes.
La maestra alcanza a escuchar un susurro:
¡ A la мiеrdа соn los malditos japoneses!
¿ Quién dijo eso?, preguntó la maestra.
Nuevamente Susuki levanta su mano y dice:
- General Mc Arthur, 1942.
La clase queda muda y uno de los chicos alcanza a decir:
- "Voy a vomitar".
La maestra trata de ver quién fue el irrespetuoso:
- "Ya basta... ¿quién dijo eso?
Y Susuki dice:
- George Bush padre, al Primer ministro japonés, 1991.
Uno de los alumnos, furioso, le grita al japonés desde el fondo:
- Chupame ésta!
Susuki, casi saltando en su silla, le dice a la maestra:
- Bill Clinton a Mónica Lewinsky.- 1997 .
El que era el número uno de la clase gritó:
- Estaba primero hasta que llegò este japonés de мiеrdа.
Y Susuki Contesta:
- Mario Vargas Llosa - Elecciones peruanas, 1990.
La clase entra en un estado de histeria. La maestra se desmaya, cunde el caos. Mientras los chicos se arremolinan alrededor de la desvanecida maestra, uno de ellos exclama:
- ¡Мiеrdа, la cagamos, ¿y ahora cómo salimos de este desastre sin que se den cuenta que fuimos nosotros?...
Y Susuki responde:
- Cristina Fernández de Kirchner, Buenos Aires, 2015.