Chistes de maestros, Chistes de profesores
Explicaba la maestra a sus alumnos:
La hiena es un animal que vive en el norte de África, come carroña y se aparea una vez al año; además emite un aullido parecido a la risa del hombre...
- A ver, Pepito, ¿qué entendiste?
- Si profesora, la hiena es un animal que vive en África, come carne podrida, y se aparea una vez al año, y hace un aullido que parece que se está riendo.
- ¡Muy bien Pepito! A ver tú Pablito...
- La hiena es un animal que vive lejos, en África creo; come carne podrida, se ríe como un hombre, y ve a su pareja una vez al año.
- ¡Muy bien Pablito! A ver tú, Jaimito, ¿qué aprendiste?.
- Yo sólo tengo una pregunta, señorita: La hiena, соn lo lejos que vive, соn la мiеrdа que come y соn lo poco que se aparea... ¿de qué se ríe?
Era el examen final de inglés en la facultad. Como muchos de los exámenes universitarios, su principal objetivo era eliminar a los nuevos estudiantes.
El examen duraba dos horas y cada estudiante recibió su correspondiente hoja de examen соn las preguntas.
El profesor era muy recto y severo, catedrático a la antigua usanza, y le dijo a toda la clase que si el examen no estaba sobre su mesa después de dos horas exactamente, no se aceptaría, y el estudiante sería suspendido.
Media hоrа después de empezar el examen, un estudiante entró por la puerta y le pidió una hoja de examen al profesor:
- No va a tener tiempo usted para terminarlo, dijo el profesor al dársela.
- Si que lo terminaré, contestó el estudiante.
Se sentó y empezó a escribir. Después de dos horas, el profesor pidió los exámenes, y todos los estudiantes, en ordenada fila, los entregaron. Todos menos el que había llegado tarde, que continuó escribiendo como si nada pasase.
Después de otra media hоrа, este último estudiante se acercó a la mesa donde se encontraba el profesor sentado leyendo un libro. En el instante en que intentó poner su examen encima del montón, dijo el profesor al alumno:
- Ni lo intente. No puedo aceptar eso. Ha terminado tarde.
El estudiante lo miró furioso e incrédulo.
- ¿Sabe quién soy? -le preguntó-.
- No, no tengo ni la menor idea -contestó el profesor en tono de voz sarcástico-.
- ¿Sabe quién soy? -preguntó nuevamente el estudiante, apuntándose a su propio pecho соn su dedo, y acercándose de manera intimidante-.
- No, y no me importa en absoluto -contestó el profesor соn un aire de superioridad-
En ese momento, el estudiante cogió rápidamente su examen y lo metió en medio del montón, entre todos los demás.
- ¡Eso es perfecto! -exclamó-.
Y se marchó.
"Querida esposa:
Comprenderás que ahora que tienes 54 años, yo tengo ciertas necesidades que tú ya no puedes satisfacer. Soy feliz contigo como mi esposa y sinceramente espero que no te sientas herida u ofendida al saber que para cuando recibas este fax, voy a estar en el Big Diск Hotel соn mi secretaria, que tiene 18 años. Llegaré a casa antes de la medianoche".
Cuando el tipo vuelve a su casa, había una nota esperándolo:
"Querido esposo:
Gracias por el aviso. Aprovecho la oportunidad para recordarte que tu también tienes 54 años. Al mismo tiempo, te comunico que para cuando leas este mensaje, estaré hospedada en el Hotel Happy Dust соn mi profesor de tenis, que también tiene 18 años. Como eres un matemático, podrás comprender fácilmente que estamos en las mismas circunstancias, pero соn una pequeña diferencia: ¡18 entra más veces en 54, que 54 en 18!
No me esperes, llego mañana. Un beso de tu esposa que verdaderamente te comprende".
Había una vez un señor que se fue a aprender karate al Japón, y llevaba como 5 años estudiando, pero nada que aprendía no podía dar ni una patada, y ya cansado y aburrido se decidió a hablar соn su maestro que era uno de esos viejitos como de 100 años que enseñan artes marciales.
Llegó el día que iba a hablar соn su maestro y le dijo:
- No, maestro, estoy cansado de esto, llevo como 5 años de mi vida aquí desperdiciados y no se ni dar ni una patada, ya no puedo más, me voy...
El maestro se queda mirándolo seriamente a los ojos y соn voz misteriosa le dice:
- ¿Has visto al atardecer cuando las gaviotas vuelan flamantes por la llanura?
Y el joven responde:
- Sí, maestro.
- ¿Has visto cuando los hipopótamos se revuelcan en el fango?
- Sí, maestro.
- Has visto cuando los leopardos se aparean en el ocaso.
- Sí, maestro.
- ¡Ves, por estar viendo tonterías es que no aprendes un nada!