Una vez, una familia de la provincia paisa (apartada del mundanal ruido) fue a la capital. Estaba el papá, la mamá y el hijo. En eso, pasa un taxi y el hijo le pregunta al papá:
- Papi papi papi, ¿qué es eso, qué es qué es?.
Y el papá le responde:
- No sé.
Y el hijo le dice:
- Ahhhhhh.
Después pasa un bus y el hijo le pregunta al papá:
- Papi papi, ¿qué es eso?.
Y el papá le responde:
- No sé.
Y el hijo dice:
- Ahhhhh.
Luego pasa una moto y le dice el hijo al papá:
- Papi, papi, papi, ¿qué es eso?.
Y el papá le responde:
- No sé.
Y el hijo dice:
- Ahhhhh.
Después pasa una bicicleta y le dice el hijo al papá:
- Papi, papi, papi, ¿qué es eso?.
Y la mamá le dice:
- Hijo, ya para de molestar a tu papá.
Y el papá le dice:
- No, no, déjalo que se instruya.
Jaimito estaba escribiendo una carta al niño Jesús en vista de la proximidad de la Navidad:
"Estimado Niño Jesús: Me he portado muy bien este año, favor regálame una bicicleta y un nintendo. Atentamente, Jaimito".
Dobla la carta, la pone en un sobre, la lleva a la sala a ponerla debajo del árbol de Navidad. Junto al árbol se encontraba una pequeña estatuilla de la Virgen Maria. Cuando va a poner la carta, Jaimito mira a la estatua, se arrepiente, se da la vuelta y regresa a su cuarto. Rompe la carta y escribe una nueva:
"Estimado Niño Jesús: Es cierto que no me he portado tan bien este año, pero creo que por las acciones buenas me merezco un Nintendo y una Bicicleta. Atentamente, Jaimito".
Nuevamente dobla la carta, la pone en un sobre y se va hacia la sala a ponerla debajo del árbol. Al llegar, vuelve a ver la estatua de la virgen, se da la vuelta y regresa a su cuarto. Rompe la carta y vuelve a escribir una tercera versión de la misma:
"Estimado Niño Jesús: Es verdad, me he portado mal este año, pero yo se que si me regalas un Nintendo y una Bicicleta, será suficiente incentivo para portarme bien el próximo año. Atentamente, Jaimito".
Dobla la carta, va a la sala y nuevamente mira fijamente a la estatua, se da la vuelta y regresa a su cuarto. Muy enfurecido destroza la carta y no sabia que hacerse del mal genio. Hasta que, de pronto, sale corriendo del cuarto hacia la sala, toma la estatua de la Virgen, la trae de regreso a su cuarto, le cubre los ojos y la boca cinta adhesiva, la envuelve en unas cobijas, la rodea соn cadenas, la mete en un baúl, pone candados en el baúl, se sienta muy cómodamente соn una risa muy burlona encima del baúl y escribe nuevamente una carta que dice así:
"Estimado niño Jesús: si quieres volver a ver a tu madre, dame un Nintendo y una bicicleta. Jaimito".
Una pulga toda bronceada, estaba tomando sol en la playa, cuando se acerca una pulga amiga toda muerta de frío.
- ¿Qué te ha pasado, por qué vienes muerta de frío?
- Te cuento: Como quería venir a la playa, me subí en el bigote de un motociclista, venía a 200 kms./h., y me hizo pasar un frío terrible.
- ¡Pero tienes que hacer como yo! Te escondes en el baño de mujeres, y cuando entre una, te subes a su ropa
Interior, te acomodas y viajarás calentita y segura
Todo el tiempo.
El fin de semana siguiente, se vuelven a encontrar las pulguitas en la playa:
- Una pulga toda bronceada y la otra muerta de frío:
- ¿No hiciste lo que te recomendé?
- Claro que sí. Me fui al baño de mujeres, una joven se bajó la ropa interior. Me subí, me acomodé como tú dijiste y como me sentí calentita me quedé dormida.
- ¿Y entonces que te pasó?
- No sé, cuando me desperté, estaba otra vez en el bigote del motociclista viajando a 200 kms./h
Una pulga está tomando sol en la playa, toda bronceada, debajo de una
Sombrilla, cuando llega otra pulga muerta de frío. La primera le pregunta:
-¿ Que te pasó?
- Resulta que quise venir a la playa a tomar
El sol, y me subí en los bigotes de un motociclista que venía para aca, pero casi me muero del frío después de venir todo el camino a 200 km por hоrа.
- No seas bruta, tienes que hacer como yo, te escondes en el baño de mujeres, y cuando entra una, te subes a su ropa interior y viajas calentita y segura.
Al otro fin de semana vuelven a encontrarse en la playa las dos pulgas, la primera bronceadísima, y la segunda nuevamente blanca y muerta de frió. -¿Y ahora qué te pasa, no hiciste lo que te dije?
- Sí, lo hice. Me escondí en el baño de mujeres, llegó una y cuando se bajó la ropa interior, me subí, me acomode ahí muy a gusto y me quede
Dormida.
- Entonces, ¿qué pasó?
- No lo sé; cuando me desperté estaba otra vez en los bigotes del motociclista y venía a 200 km/h muriéndome de frío.