La mamá va a salir de compras y el hijo pequeño se debe quedar solo en casa por un momento, así que la mamá le dice:
No le abras la puerta a nadie hasta que yo regrese, a nadie. Y le insiste para asegurarse de que no lo va a hacer. Cuando la madre ya se ha ido, suena la puerta y el niño, asustado y nervioso, mira a un lado y a otro, se pone detrás de la puerta, respira profundo, engruesa la voz y grita соn gesto intimidante:
¿ Quién, está, tocando, la peta?
Por la mañana, en clase, la profesora pregunta a un alumno:
- A ver, Jorge, dime: si te doy dos conejitos, después añado dos conejitos más, y añado dos más, ¿cuántos conejitos te he dado en total?
-¿ Es a mí? Siete -contesta Jorge.
- No -dice la profesora-. Piénsalo bien: si tienes dos conejitos, después añades dos conejitos más, y a continuación añades dos más, ¿cuántos conejitos suman?
-¿ Es a mí? Sientes.
- Jorge, me vas a hacer perder la paciencia. Volvamos a intentarlo. Tienes dos conejitos, añades dos conejitos más, y vuelves a añadir dos más... ¿cuántos conejitos tienes? Jorge, que ya está más harto que la profesora, exclama:
-¡ A ver si nos entendemos, los seis conejitos que usted me ha dado, más el conejito que tengo en casa, suman un total de siete!