Estaba un señor en un palenque de gallos y llevó a su perico. Cuando empezaron las peleas de gallos, había un gallo que siempre ganaba sin una herida. El perico miraba que el gallo había ganado muchas veces, entonces le dice a su amo:
Patroncito, patroncito, déjame pelear соn este gallo para enseñarle que no sólo él puede.
Y le dice su amo:
¿ Estás lосо? ¡Te va a matar!
No, ahorita le voy a enseñar que también los pericos pueden, ándele no sea malo, déjeme ir.
No, tu estás lосо.
No patroncito, ándele por favor.
Bueno, está bien, pero que conste que te lo dije.
Y los meten al palenque al perico y al gallo y le ponen la navaja y los sueltan en medio del palenque.
Después de un rato regresa el perico cansado y gritando pues el gallo le había pegado un navajazo y regresa соn su patrón y le dice:
¡ Patroncito, patroncito, présteme su рisтоlа este gallo trae machete!
Había una vez una pequeña mosca que le dice a su madre:
Mamá, mamá, ¿Puedo salir a volar? ya tengo mis alas grandes míralas están bonitas, ¿Me dejas?
Y la mamá le dice:
No hijo, no puedes, afuera están los humanos, ellos son malos, matan a las moscas.
El hijo le insiste tanto a su mamá que ésta se ve forzada a decirle que sí. La mosquita sale feliz y no vuelve en 3 días a la casa, al llegar la madre preocupada pensaba que a su hijo lo habían matado los humanos, pero su hijo le dice:
Mamá, estabas equivocada, los humanos son re-buenos.
Y ésta le responde:
Pero como dices esas barbaridades, te digo que son malos.
Es verdad, madre.
Pero, por qué me dices que son buenos?
Y la pequeña mosca le responde:
Es que yo me metí a una fiesta de los humanos y me paseaba entre ellos, y me aplaudían, me aplaudían.