Tres hombres compiten en un concurso de tiro al arco. La única norma para ganar es acertar una manzana que está encima de la cabeza de un hombre, situado a cincuenta metros. El primer concursante tensa el arco, cierra un ojo para apuntar mejor y dispara la flecha. La flecha se clava en el centro de la manzana y el hombre dice:
- Yo soy... Guillermo Tell. Le toca a otro concursante, que apunta casi sin mirar, dispara y su flecha parte por la mitad la flecha anterior. Todo el mundo aplaude соn emoción y el hombre dice:
- Yo soy... Robin Hood. Y entonces le toca al tercer concursante, que mira la dirección del viento, le da un beso a la flecha, mide la distancia hasta el hombre que aguanta la manzana, hace callar a todo el público, coge el arco, apunta, dispara y... la flecha se clava en la pierna del hombre. Соn mucha vergüenza, el concursante confiesa:
- Yo soy... un aficionado.
Un abuelo de pueblo, соn su bastón, su boina a cuadros y su dentadura postiza de recambio en el bolsillo, se acerca a la ventanilla de la estación de tren y dice:
- Perdone, ¿tiene un billete para Legreño?
- El vendedor, mientras le saca el billete, le corrige en voz alta:
- Un billete para Logroño para el señor.
- Perdón, es para Legreño. Será para Logroño, ¿no?
- No, no. Para Legreño. La cosa se pone tensa porque los 2 insisten hasta que el abuelo indignado dice:
-¡ Vamos, Legreño! vámonos de aquí, que este maleducado no quiere darte ningún billete.