Llega Samuelito a su casa y le dice a su papá que se graduó соn banda de honor y medalla de méritos, su papá feliz le dice:
Bravo hijito, todo por eso te voy a regalar lo que sea, un coche, un avión un yate, tu pide.
El hijo contesta:
No papá, yo lo que quiero es dar una vuelta a toda la república mexicana en avión. El papá lo lleva al aeropuerto y dice:
Buenas tardes, mire aquí mi hijo presente de cuerpo entero banda de honor medalla de mérito quiere dar una vuelta en avión, me puede recomendar a alguien.
La señorita le contesta:
Sí, mire tenemos al capitán Morrison.
Llega el capitán y saluda y pregunta en qué puede servirle, el papá le dice:
Mire aquí mi hijo presente de cuerpo entero banda de honor medalla de mérito no quiere coche ni quiere nada lo que el quiere es dar una vuelta en avión, cuánto me cobra.
Serían diez mil pesos.
¡ Que está usted lосо, yo sé lo que cuesta el alquiler del avión, del fuselaje, el desgaste de las llantas, la gasolina, sus servicios, derecho de pista, yo sé de eso pues fui piloto en la guerra, soy profesional, no me quiera ver la cara!
¡ Ya!, no le voy a cobrar nada.
Gracias, es usted un hombre muy bueno va a ver que lo voy a recomendar, cuando uno de mis amigos quiera un avión le voy a decir, ve соn el capitán Morris, va a ser de la familia va a cenar соn nosotros.
¡ Ya!, cállese, va ser gratis соn una condición.
Yo sé que una condición es cuando dice algo y lo va a...
¡ Ya!, cállese, la condición será callarse y si dice algo o algún sonido le cobraré 30 mil pesos.
Después de un rato suben al avión, el capitán feliz porque no iba a hablar les da vueltas que sube que baja y el papá callado después de malabares y medios aterrizan.
Y el capitán dice:
Bravo señor, me sorprende su valentía no dijo nada ni grito ni...
¡ Cómo no si casi grito!
¿ Cuándo señor?
Cuando se cayó Samuelito.
El padre le dice a sus hijos:
Si me prometéis no fumar hasta cumplir los veintiún años, os daré cien mil pesetas en ese día.
La hija mayor, que tiene diecisiete años, recibe la noticia соn entusiasmo:
¡ Cien mil pesetas!, te lo prometo papá.
El segundo, que ha cumplido quince años, dice:
Tendré que pensármelo, me falta mucho para llegar a los veintiuno.
El padre se dirige al menor, de diez años, que escucha preocupado.
¿ Y tú, Daniel, que dices?
¡ Lástima papá! ¿Por qué no me lo ofreciste antes?
Este es un niño tan delgado, tan delgado, que para hacer sombra tiene que pasar 2 veces por el mismo sitio.
Este es un niño tan alto, tan alto, que se tomó un yogur y cuando le llegó al estómago ya estaba vencido.
Este es un niño tan feo, tan feo, que cuando su padre compró una cartera, dejó la foto del niño que venía puesta.
Este es un tío tan solitario que cuando encontró trabajo, lo devolvió.
Este es un niño a quien una amiga le dice:
Pepito, ven a mi casa que no hay nadie.
Y cuando llegó a la casa de la niña, no había nadie.