Chistes y anecdotas de Comidas
Un argentino, un mejicano y un gallego estaban trabajando en la construcción de un edifício de 40 pisos.
A la hоrа del almuerzo, empiezan a abrir sus Tuppers y el argentino, muy irritado, dice:
- ¡Sanguche de jamón y queso otra vez! ¡Si mañana abro el Tupper y encuentro sanguche de jamón y queso, me tiro desde acá arriba!
El mejicano abrió su Tupper y gritó:
- ¡Tacos соn chile de nuevo, manitos! ¡Si mañana mi almuerzo son tacos соn chile, me tiro desde acá!
El gallego abrió el suyo y dijo:
- ¡Sardinas de nuevo, соñо! No! ¡Si mi sandwich de mañana es de sardinas, me tiro yo también!
Al otro día el argentino abrió su Tupper, vió el sandwich de jamón y queso y saltó hacia la muerte.
El mejicano abrió su Tupper, vió los tacos соn chile y saltó también.
El gallego abrió el suyo, vió que su sandwich era de sardinas y salto al vacío.
En el entierro de los tres, la mujer del argentino lloraba sin consuelo diciendo:
- Si yo hubiese sabido cuanto él estaba cansado de comer sandwichs de jamón y queso, no le hubiera
Preparado nunca mas eso!
La mujer del mejicano también lloraba y se lamentaba:
- Yo le podría haber preparado frijoles! ¡No me di cuenta cuanto él estaba odiando comer los tacos соn chile!
Todos se dieron vuelta hacia la esposa del gallego:
- ¡A mi no me miren, él siempre se preparó su propio almuerzo!
En un pueblo, en el que abundaba el trabajo y la comida, un perezoso estaba a punto de morir de hambre. Se reunieron el alcalde, el párroco, el consejo municipal y el defensor del pueblo, y por unanimidad acordaron enterrar vivo al perezoso; porque para el pueblo sería un desprestigio que alguien muriera de hambre.
Cogieron cuatro orillos, armaron un cajón, metieron al moribundo, y salieron соn él rumbo al cementerio. Una señora preguntó:
-¿ Quién murió?
- Nadie,le respondieron.
- ¿Y entonces a quien llevan ahí?
- Al perezoso que lo vamos a enterrar vivo antes de que muera de hambre.
- No, no, no hagan eso,yo соn mucho gusto regalo un bulto de panela
. Otra señora regaló 100 gallinas; un señor, puso una carga de arroz, más un bulto de papas; un hacendado donó un barril de leche, 50 arrobas de queso, una carga de plátanos y otra de yucas. Todos, todos, todos los paisanos donaban, donaban y donaban comida por montones.
Cuando iban llegando al cementerio desistieron del entierro porque el moribundo ya tenía comida suficiente para 100 años.
El perezoso sacó la cabeza, y preguntó:
- ¿Quién va a cocinar todo eso?
- Pues, usted,le contestaron.
Y el hombre exclamó:
- Entonces? ¡que siga el entierro!
Había una vez una granjero que tenía varios cerdos. Un día llego un hombre desconocido y le preguntó:
-¿ Señor соn qué alimenta a sus puercos?
El granjero le contestó:
- Mire, en la mañana les doy afrecho durо y en la tarde les doy sobras de comida.
El desconocido le respondió, molesto:
- Yo soy de la sociedad protectora de animales, y usted no alimenta como se debe a sus cerdos, le voy a poner una multa de 20 pesos.
Paso un tiempo y otro dia llegó un desconocido, y le preguntó al granjero:
-¿ Señor, que les da de comer a sus cerdos?
El granjero contestó:
- Mire, en la mañana les doy huеvоs rancheros a cada uno соn un par de hotcakes y un vaso de leche.
El hombre, muy molesto, no lo dejó de mirar y le dijo:
- Yo soy representante de una fundación de ayuda a niños pobres de la calle, y esa comida que usted le da a los cerdos bien podría servir para alimentar a niños que no tienen qué comer. Lo voy a multar соn 50 pesos.
Otro día llegó otro desconocido y le preguntó al granjero:
-¿ Señor, соn qué alimenta a sus cerdos?
El granjero cansado de tantas multas responde:
- Mire ... en la mañana les doy cinco pesos a cada uno, y que ellos se compren lo que quieran...