Un contador público, cansado de la vida de la ciudad, se muda al campo y decide dedicarse a criar pollos. Se dirige a la tienda del pueblo rural cerca de donde ahora vive.
- Me da una orden de 100 pollitos, el dice al comerciante.
Este le despacha la orden.
Una semana después, el contador regresa.
- Me da otra orden de 200 pollitos.
El comerciante le vuelve a despachar la orden, pero a la semana siguiente regresa.
- Hoy quiero una orden de 500 pollitos.
- ¡Guau!, dice el dueño de la tienda, a usted le tiene que estar yendo muy bien.
- No, suspira el contador, no se me dan, o los estoy sembrando muy profundo o muy separados.
Llega un tipo a la tienda de mascotas y le dice al encargado:
-¡ Hola!, ando buscando un реrrо que no sea muy corriente, usted me entiende, que tenga alguna gracia.
- Bien, creo que aquí tengo lo que necesita, le dice el encargado al tiempo que mete la mano a una caja y sin mirar saca a un сасhоrrо. Este реrrо es fantástico, cuando quiere, canta como Frank Sinatra y baila como Fred Astaire, pero tiene un pequeño defecto...
- ¿En verdad? Me lo llevo.
Hacen el trato y ya que se lo está llevando, le pregunta:
- Oiga, pero usted mencionó que tenía un pequeño defecto, ¿Cuál es?
- ¡Que nunca quiere! Responde el encargado.