Cuando Dios creó a Adán y Eva, les dijo:
- Solo me quedan dos regalos: Uno es el arte de hacer pipi de pie y ...
Entonces Adán se adelantó y gritó:
-¡ Yo!, ¡Yo!, ¡Yo!,¡Yo lo quiero!, ¡Por favor... Señor por fa porfaaa!, ¡Mire que me facilitaría la vida substancialmente!
Eva asintió y dijo que esas cosas no tenían tanta importancia para ella. Entonces Dios le dio a Adán el regalo y este empezó a gritar de la alegría. Corría por el jardín del Edén y hacía pipi por todos lados, en los árboles, en los arbustos, corría por la playa haciendo dibujos соn su pipi en la arena.... En fin, no paró de lucirse.
Dios y Eva contemplaban al hombre lосо de felicidad y Eva preguntó a Dios:
- ¿Cuál es el otro regalo?
Dios contestó:
- Cerebro Eva, cerebro... y ese es para ti
Tres mujeres mueren y van al cielo. Allí San Pedro les comunica que en el cielo hay solamente una regla de oro:
- «No pisar los patos».
Efectivamente, al entrar ven que está todo el suelo repleto de patos. Es casi imposible no pisar alguno. Por más que intentan evitarlo, al cabo del rato una de ellas pisa uno.
Al instante aparece San Pedro acompañado de un tipo feísimo, el más feo que habían visto ellas en sus vidas. San Pedro encadena a la mujer al tipo feo, y le dice:
- Tu castigo por haber pisado un pato es estar toda la eternidad encadenada a este hombre de extrema fealdad.
Al día siguiente, otra de las mujeres pisa accidentalmente un pato, y al momento vuelve a aparecer San Pedro соn otro feo, feo. Se repite la operación: San Pedro los encadena juntos para toda la eternidad.
La tercera mujer, a partir de ese momento tiene siempre muchísimo cuidado de dónde pisa.
Al cabo de los meses, ella todavía se las ha arreglado para no pisar ningún pato. Un día, aparece San Pedro соn un tipo extremadamente guapo y atractivo: joven, alto, delgado, musculoso-Sin decir una palabra, San Pedro los encadena juntos y desaparece.
La mujer, encantada de la vida, dice:
- Me preguntó qué habré hecho para merecer ser encadenada a ti para toda la eternidad.
Y el tipo contesta:
- No sé tú, pero yo he pisado un pato.