Estos son dos amigos, Pepe y Juan. Un día se encuentran por la calle y Pepe saluda a Juan y le dice:
Juan, te voy a enseñar una foto, mira, ¿sabes quién es este?
Y Juan dice:
Pues no sé, ¿quién es?
Y Pepe le responde:
Pues es Raúl, el del Real-Madrid, es que, a ver si salimos más Juan, hay que salir a ver el fútbol.
Al día siguiente Pepe vuelve a encontrarse соn Juan, y le dice:
Mira, te voy a enseñar otra foto, ¿sabes quién es?
Y Juan le dice que no, y Pepe responde:
Pues es Маdоnnа, una cantante muy famosa, es que Juan, a ver si salimos más, que no entiendes de nada, tienes que salir a los conciertos.
Al día siguiente es Juan quién se encuentra соn Pepe y le dice:
Mira Pepe, que te voy a enseñar una foto.
Y le dice Pepe:
¿ Tú a mí?
Y le dice Juan:
Sí, yo a ti. Se la enseña y le dice: ¿sabes quién es?
Y le dice Pepe:
Pues no, no lo sé.
Y le responde Juan:
Claro Pepe, si no salieras tanto...
Llega Juan a la cantina y le dice a su compadre:
- Oiga compadre fíjese que ya no aguanto a mi mujer, no debí casarme соn una luchadora profesional, y ahora me maltrata mucho, si llego un minuto tarde me hace la quebradora, si llego dos minutos tarde me plancha, y si llego tres minutos tarde me da media hоrа de patadas.
Entonces, el compadre, viendo la situación de Juan le dice:
- Juanito, tengo la solución para ti.
-¿ En serio compadre?, le dice Juan.
- Sí compadre, métase a clases de karate y verá que se acaban sus problemas.
- Gracias compadre, dice Juan, y se va a tomar sus clases de karate.
Cinco meses después, Juan llega a su casa media hоrа tarde y se dice a sí mismo: Ahora si va aprender mi mujer a respetarme.
Toca la puerta соn todas sus fuerzas, y cuando su mujer sale, Juan grita:
-¡ Iiiihhhhhhhhhhaaaaaaaa!
Y la mujer contesta:
-¿ Ya qué?
-¡ Ya llegué querida!
Dos hombres se encuentran por la calle y uno le dice al otro:
Hombre, Juan, qué alegría, chico, ¿cómo has cambiado? Antes eras bajo, y parece que has crecido, antes eras gordo y ahora eres delgado, antes eras moreno y ahora eres rubio...
De repente lo interrumpe el otro y le dice:
Pero, ¡si es que yo no soy Juan!
¡ Cielos!, replica el primero, ¡también te has cambiado el nombre!