Un lorito que viajaba en un avión, en primera clase, llama a la azafata:
- A ver, mugrienta... vení a atenderme.
- ¿Qué desea, Señor Loro? - responde ésta.
- Tráeme un whisky, guacha.
- Si Señor Loro, en un instante se lo traigo.
El señor que estaba sentado al lado del lorito aprovecha cuando se acerca la azafata a traerle el whisky, y le dice:
- Señorita ¿Y a mí podría traerme un café?
- Cuando tenga tiempo se lo traigo - Le responde la azafata de mala gana.
Media hоrа más tarde, el lorito vuelve a dirigirse a la azafata:
- A ver, hedionda, tráeme otro whiscacho.
- Sí Señor Loro, de inmediato se lo traigo.
- A mi tráigame por favor el café que le pedí hace media hоrа, señorita - Insiste el hombre.
- Usted espere, y no me apure señor - responde la azafata malhumorada. Media hоrа más tarde, el lorito vuelve a dirigirse a la azafata:
- Floja, tráeme otro whiscacho.
- Sí Señor Loro, de inmediato - musita la azafata.
- ¿Y mi café, señorita? - pregunta ya un poco enojado el hombre.
- Usted espere, señor ¿No ve que estoy muy ocupada?
Entonces el hombre, no soporta más, y le dice al loro:
- Oiga ¿Cómo hace para que lo atiendan tan bien, que le traigan tres whiskies, y yo no consigo que me traigan un miserable café?
- Muy simple señor - responde el loro - Yo se lo pido соn firmeza, la trato mal, para que vea quien es el que manda, y quien el que obedece.
- ¡Ah, voy a probar соn su método, a ver si funciona!
Y dicho esto, comienza a gritar:
- ¡A ver, azafata inmunda, si me traes el маldiто café que te pedí hace como una hоrа, floja reventada!
Ante esto se acerca muy enojado el comisario de a bordo, los agarra del cogote al señor y al lorito, y los tira del avión.
Cuando los dos van cayendo, el loro le dice al hombre:
- ¡Hay que ser muy macho para ofender a la azafata y no saber volar !
Una tortuguita comienza penosa y lentamente a subirse a un árbol. Después de varias horas de esfuerzo, cuando llega a la рunта, se lanza al vacío y se da
Un feroz golpe en el suelo.
Al rato, la misma tortuguita vuelve a hacer el esfuerzo y lentamente, trepando como puede, llega de nuevo casi a la рunта, se lanza y se vuelve a dar otro costalazo.
Nuevamente, testaruda, hace otro tremendo esfuerzo y después de mucho rato y muchos jadeos, va llegando a la рunта del árbol cuando se resbala, se vuelve
A caer, agita sus patitas y se pega nuevamente un gran golpe en el suelo.
En el mismo árbol en el extremo de una rama, había una pareja de palomas mirándola соn lástima, entonces la paloma hembra le dice al palomo macho:
- Oye, querido, ¿No te parece que ya es hоrа de que le digamos a la tortuguita que ella es adoptada?