Se dice que cuando Dios creó el mundo, para que los hombres prosperasen, decidió concederles dos virtudes; así hizo a:
?Los suizos ordenados y cumplidores de la ley.
?Los ingleses persistentes y estudiosos.
?Los japoneses trabajadores y pacientes.
?Los italianos alegres y románticos.
?Los franceses cultos y refinados.
Y cuando llegó a los españoles, se volvió hacia el ángel que tomaba nota y le dijo:
- Estos van a ser inteligentes, buenas personas y del Barça.
Cuando acabo de crear al mundo, el ángel le dijo:
- Señor, le diste a todos los pueblos dos virtudes y a los españoles tres. Esto hará que prevalezcan sobre todos los demás.
- Pues es verdad, bueno como las dádivas divinas no se pueden quitar, a partir de ahora tendrán las tres, pero no podrán tener más de dos simultáneamente.
?Así, el español que es del Barça y buena persona, no puede ser inteligente.
?El que es inteligente y del Barça no puede ser buena persona.
?Y el que es inteligente y buena persona, no puede ser del Barça .
Refieren las crónicas que en 1994 se celebró una competencia de remo entre Japón y la Argentina. Los remeros japoneses se destacaron desde el comienzo. Llegaron a la meta una hоrа antes que el equipo argentino.
De regreso en la Argentina, el Comité Ejecutivo se reunió para analizar las causas de tan desconcertante e imprevisto resultado. Las conclusiones fueron:
1) En el equipo japonés había un jefe de equipo y diez remeros.
2) En el equipo argentino había un remero y diez jefes de equipo.
La decisión pasó a la esfera de planificación estratégica, соn una reestructuración que calaría en lo más profundo de la delegación.
En 1995, producida la largada de la nueva competencia, el equipo japonés volvió a adelantarse desde el comienzo. Esta vez el equipo argentino arribó a la meta dos horas más tarde. El nuevo análisis del Comité Ejecutivo arrojó los siguientes resultados:
1) En el equipo japonés había un jefe de equipo y diez remeros.
2) En el equipo argentino, luego de los cambios introducidos por el Departamento de Planificación Estratégica, la composición era la siguiente:
- Un jefe de equipo.
- Dos asistentes del jefe de equipo.
- Siete jefes de sección.
- Un remero.
La conclusión del Comité fué unánime y lapidaria:
"El remero es un incompetente"
En 1996 se le presentó una nueva oportunidad al equipo argentino. El Departamento de Nuevas Tecnologías y Negocios había puesto en marcha un plan destinado a mejorar la productividad, introduciendo novedosas modificaciones en la organización que generarían, sin lugar a dudas, incrementos substanciales de efectividad, eficiencia y eficacia.
Serían la llave del éxito, el broche de oro de un trabajo que humillaría al mismísimo Peter Drucker.
El resultado fué catastrófico.
El equipo argentino llegó tres horas más tarde que el japonés.
Las conclusiones revelaron datos escalofriantes:
1) Para desconcertar, el equipo japonés optó por la alineación tradicional: un jefe de equipo y 10 remeros.
2) El equipo argentino utilizó una novedosa formación vanguardista, integrada por:
- Un jefe de equipo.
- Dos auditores de calidad total.
- Un asesor de empowerment.
- Un supervisor de downsizing.
- Un analista de procedimientos.
- Un tecnólogo.
- Un contador.
- Un jefe de sección.
- Un apuntador de tiempos.
- Un remero
Luego de varios días de agotadoras reuniones y profundo análisis, el Comité decidió castigar al remero quitándole "todos los bonos e incentivos por el fracaso alcanzado".
En la reunión de cierre, el Comité junto соn los accionistas representativos, concluyeron:
"Recurriremos a la contratación de un nuevo remero, pero a través de un contrato de outsourcing, соn el objeto de no tener que lidiar соn el sindicato y de no estar atado a convenios laborales anquilosados, que sin duda degradan la eficiencia y productividad de los recursos."
De la anterior historia se desprenden cuatro moralejas:
1) No hay justicia en los juegos olímpicos.
2) Existen japoneses соn mucha suerte.
3) Los argentinos no pasaban por un buen momento.
4) El remero era reactivo en lugar de ser proactivo. Era vago y no se apegó a la misión, visión, objetivos, estrategias y tácticas del sistema y por si fuera poco no supo trabajar en equipo.
Había una vez un señor que se fue a aprender karate al Japón, y llevaba como 5 años estudiando, pero nada que aprendía no podía dar ni una patada, y ya cansado y aburrido se decidió a hablar соn su maestro que era uno de esos viejitos como de 100 años que enseñan artes marciales.
Llegó el día que iba a hablar соn su maestro y le dijo:
- No, maestro, estoy cansado de esto, llevo como 5 años de mi vida aquí desperdiciados y no se ni dar ni una patada, ya no puedo más, me voy...
El maestro se queda mirándolo seriamente a los ojos y соn voz misteriosa le dice:
- ¿Has visto al atardecer cuando las gaviotas vuelan flamantes por la llanura?
Y el joven responde:
- Sí, maestro.
- ¿Has visto cuando los hipopótamos se revuelcan en el fango?
- Sí, maestro.
- Has visto cuando los leopardos se aparean en el ocaso.
- Sí, maestro.
- ¡Ves, por estar viendo tonterías es que no aprendes un nada!
Nuestro amigo Cornelio es un hombre que le gusta cuidar su figura y estado físico, así que todas las mañanas sale a trotar por el parque.
Cualquier día, como de costumbre, se levanta a las 5 A. M., toma su ropa deportiva, se coloca sus zapatillas, un gorro de lana para protegerse del frío, y sale a cumplir соn su rutina de ejercicios.
Cuando abre la puerta de salida se da cuenta que está cayendo una lluvia fortísima que incluye tormenta eléctrica y una brisa huracanada.
Conforme y sin más alternativa, regresa a su alcoba y sin hacer ruido se despoja de su atuendo deportivo, suavemente se mete de nuevo a la cama y le susurra quedamente al oído a su esposa:
- Está cayendo un diluvio horrible...
Su esposa adormilada y sin abrir los ojos, lo abraza y le responde:
- Si amor... y sin embargo el еsтúрidо de mi marido se fue a trotar...