Un grupo de amigos cuarentones se encuentran para elegir el sitio donde van a cenar todos juntos...
Finalmente se ponen de acuerdo en cenar en el restaurante del Café Central, porque las camareras son guapas, llevan minifalda y escotes generosos.
Diez años después, los mismos amigos, ya cincuentones, se reúnen de nuevo para elegir el restaurante donde ir a cenar. Finalmente se ponen de acuerdo en cenar en el restaurante del Café Central, porque el menú es muy bueno y hay una magnífica carta de vinos.
Diez años después, los mismos amigos, ya sesentones, se reúnen de nuevo para elegir el restaurante donde ir a cenar. Finalmente se ponen de acuerdo en cenar en el restaurante del Café Central, porque es un sitio tranquilo, sin ruidos y tiene salón para no fumadores.
Diez años después, los mismos amigos, ya setentones, se reúnen de nuevo para elegir el restaurante donde ir a cenar. Finalmente se ponen de acuerdo en cenar en el restaurante del Café Central, porque el restaurante tiene acceso para sillas de inválidos e incluso hay ascensor.
Diez años después, los mismos amigos, ya octogenarios, se reúnen de nuevo para elegir el restaurante donde ir a cenar. Finalmente se ponen de acuerdo en cenar en el restaurante del Café Central, y todos coinciden en que es una gran idea porque nunca han cenado allá.
Una pareja estaba comiendo en un restaurante, él concentrado en su plato, соn cara de aburrido y ella, mirando al resto de la gente. La señora de repente reconoce una cara conocida en el bar.
Mira, Ernesto, dice la señora, соn lo que el aludido, todavía соn cara de lata, levanta su cabeza, ahí está mi "ex", chupando (bebiendo) como enfermo en el bar. Ha estado bebiendo así por diez años, desde que lo dejé.
No hables leseras, dice el actual marido, volviendo a su comida, si no es para tanto, como para que el pobre todavía siga celebrando.
El señor estaba en el restaurante y llama al camarero:
- ¡Mesero!
- Dígame Señor.
- Pruebe la sopa, por favor...
- Este, em, señor ¿hay acaso una mosca en la sopa? si quiere se la puedo cambiar.
- No, tranquilo, pruebe la sopa.
- Emm, señor, ¿acaso está fría? si quiere se la caliento.
- No, tranquilo, pruebe la sopa...
- Señor por favor, que tiene la sopa, ¿acaso tiene un cabello?
- ¡Ah! ¡que no! ¡pruebe la sopa!
- Pero señor por favor, dígame que tiene la sopa, si usted quiere se la cambio.
- ¡Que pruebe la sopa!
- De acuerdo la voy a probar, y ¿donde está la cuchara?
- ¡Exacto! ¡Bruto traígame la cuchara!