Chistes y anécdotas Sexo, 18 +, Chistes de sexualidad

Diario de ELLA
El domingo por la noche lo encontré raro. Habíamos quedado en un bar para tomar una copa. Estuve toda la tarde de compras соn unas amigas y pensé que era culpa mia, porque llegué un poco tarde, aunque él no hizo ningún comentario.
La conversación no era muy animada, así que le propuse ir a un lugar más intimo para poder charlar más tranquilamente.
Fuimos a un restaurante y el seguía portándose de forma extraña. Estaba como ausente. Entonces pensé que sería culpa mía por el retraso, o quizás algo más serio rondaba por su cabeza.
Le pregunté y me dijo que no tenia nada que ver conmigo. Pero no me quedé convencida.
En el camino de regreso a casa, en el coche, le dije que lo quería mucho y el se limito a pasarme el brazo por los hombros, sin contestarme. No se como explicar su actitud porque no me dijo que él también me quería.
Llegamos por fin a casa y en ese momento pensé que quería dejarme. Por eso intenté hacerle hablar, pero encendió la tele y se puso a mirarla соn aire distante, como haciéndome ver que todo había acabado entre nosotros. Por fin desistí y le dije que me iba a la cama.
Mas o menos diez minutos mas tarde, él vino también y, para mi sorpresa, correspondió a mis caricias e hicimos el amor. Pero seguía teniendo un aire distraído.
Después quise afrontar la situación , hablar соn él cuanto antes, pero se quedó dormido. Empecé a llorar y lo hice durante horas hasta que quedé dormida.
No se que hacer. Estoy casi segura que sus pensamientos están соn otra mujer. Mi vida es un autentico desastre.
Diario de ÉL
Perdió Boca. Bue, al menos... me eché un polvo
Una pareja llevaba muchos años de matrimonio y no había logrado tener familia. Tras consultar varios doctores, sin éxito, fueron a ver a un especialista
Muy renombrado, quien, tras muchos estudios les dijo que la única solución era que buscaran un padre sustituto.
- ¿Y qué es un padre sustituto?
Pregunta la señora.
- Es un hombre seleccionado соn mucho cuidado y que hace, por una sola vez, las funciones del esposo para que la mujer quede embarazada.
La señora vacila un poco, pero su marido le dice al doctor que él no tiene ningún inconveniente, соn tal de ver realizada su ilusión de convertirse en padre. Pocos días después, se contrata a un joven y se hace una cita para que al siguiente domingo por la mañana, cuando se ausente el marido de la casa, vaya y visite a la señora para cumplir su tarea.
Sin embargo, sucedió que un fotógrafo de niños había sido llamado a una casa vecina para retratar a un bebé. Por azar del destino, el hombre se equivocó de domicilio llegando al de la señora:
- Buenos días señora, vengo por lo del niño.
- Mmm, sí, pase usted. ¿Gusta tomar algo?
- No muchas gracias, el alcohol no es bueno para mi trabajo. Lo que quisiera es comenzar cuanto antes.
- Muy bien, ¿le parece si vamos a la habitación?
- Puede ser allí, pero también me gustaría una aquí, en la sala, dos en la alfombra y otro en el jardín.
- ¿Pues cuántos van a ser?
Se alarmó la señora.
- Ordinariamente son cinco en cada sesión, pero si la mamá coopera pueden ser más, todo depende.
Dijo mientras sacaba del portafolio un álbum.
- Me gustaría que viera antes algo de lo que he hecho. Tengo una técnica muy especial y única que le ha gustado mucho a mis clientas, por ejemplo, mire el retrato de este niño tan bonito; lo hice en un parque público, a plena luz del día. ¡Cómo se juntó la gente para verme trabajar! Esa vez me ayudaron dos amigos, porque la señora era muy exigente, соn nada le podía yo dar gusto y quedarle bien. Para colmo esa vez tuve que suspender el trabajo, porque llegó una ardilla y comenzó a mordisquearme el equipo.
La señora, estupefacta, escuchaba todo esto mientras el fotógrafo continuaba:
- Ahora vea estos mellizos. En esa ocasión sí que me lucí, todo lo hice en menos de cinco minutos, Llegué y ¡paf! dos tomas y mire los gemelos que me salieron
La señora estaba cada vez más asustada oyendo al fotógrafo que continuaba:
- Соn este niño batallé un poco más, porque la mamá era muy nerviosa. Yo le dije: mire señora, usted volteé hacia el otro lado y déjeme hacer todo a mí
Ella se volteó, y así pude yo hacer mi trabajo. A esta altura la señora estaba a punto del desmayo. Y el fotógrafo guardando su álbum le dice:
- ¿Quiere que comencemos ya, señora?
- Cuando usted diga.
- Está bien, voy por mi trípode.
- ¿Trípode?
Dijo temblando la señora.
- Sí
Comenta muy tranquilo el fotógrafo.
- Es que usted sabe, mi aparato es muy grande y necesito un trípode para apoyarlo y estabilizarlo, porque ni соn las dos manos puedo sostenerlo bien ... ¿señora?, ¿señora? ¡Señoraaaaa!