Un hombre fue citado para una investigación fiscal del Ministerio de Hacienda. Asustado, preguntó a su contador de qué manera vestir.
- ¡Usá harapos!, "que piensen que sos mendigo" - replicó el contable.
Cuando preguntó a su abogado, éste le dio exactamente el consejo contrario:
- ¡No dejes que te intimiden! ¡Usá tu traje y corbata más elegante!
Confundido, el hombre se va a la Iglesia соn el sacerdote, y le cuenta los dos consejos opuestos y le pide su opinión. Y le dice el Sacerdote:
- Déjame contarte una historia: Una mujer, a punto de casarse, le preguntó a su madre que ponerse en su noche de bodas. "Ponte una bata pesada, de franela, que te llegue al cuello" le dijo la madre. Cuando preguntó a su mejor amiga, esta le dio el consejo opuesto:
"Ponte el negligé más pequeño y transparente que puedas encontrar y соn un escote que te llegue hasta el ombligo".
- ¿Pero Padre, que tiene que ver eso соn mis impuestos?
El sacerdote le contesta:
- No importa como vistas hijo mío, hagas lo que hagas y te vistas como te vistas... Te van a соgеr!
Un hombre, fue llamado a una auditoría por impuestos, le preguntó a su contador que ponerse de vestimenta, y este le contestó:
- Usa cualquier harapo. Que piensen que tú estás en la miseria.
Luego le pidió a su abogado la misma pregunta, pero tiene el consejo contrario. -No dejes que te intimiden. Lleva tu traje más elegante y corbata.
Confundido, el hombre fue a su amigo, le dijo que de los consejos contradictorios, y pidió una resolución del dilema.
- Déjame que te cuente una historia, respondió el amigo.
"Una mujer, a punto de casarse, le preguntó a su madre qué ponerse en su noche de bodas. -Usa un pesado, largo camisón, de franela hasta el cuello.
Pero cuando se lo preguntó a su mejor amiga, ella consiguió consejos contradictorios. -Ponte el negligé más sеxy, соn un escote en V hasta en el ombligo.
El hombre protestó:
- ¿Qué significa todo esto que ver соn mi problema соn los impuestos?
El amigo respondió:
- No importa lo que te pones, igual te van a "&%$&%"
Refieren las crónicas que en 1994 se celebró una competencia de remo entre Japón y la Argentina. Los remeros japoneses se destacaron desde el comienzo. Llegaron a la meta una hоrа antes que el equipo argentino.
De regreso en la Argentina, el Comité Ejecutivo se reunió para analizar las causas de tan desconcertante e imprevisto resultado. Las conclusiones fueron:
1) En el equipo japonés había un jefe de equipo y diez remeros.
2) En el equipo argentino había un remero y diez jefes de equipo.
La decisión pasó a la esfera de planificación estratégica, соn una reestructuración que calaría en lo más profundo de la delegación.
En 1995, producida la largada de la nueva competencia, el equipo japonés volvió a adelantarse desde el comienzo. Esta vez el equipo argentino arribó a la meta dos horas más tarde. El nuevo análisis del Comité Ejecutivo arrojó los siguientes resultados:
1) En el equipo japonés había un jefe de equipo y diez remeros.
2) En el equipo argentino, luego de los cambios introducidos por el Departamento de Planificación Estratégica, la composición era la siguiente:
- Un jefe de equipo.
- Dos asistentes del jefe de equipo.
- Siete jefes de sección.
- Un remero.
La conclusión del Comité fué unánime y lapidaria:
"El remero es un incompetente"
En 1996 se le presentó una nueva oportunidad al equipo argentino. El Departamento de Nuevas Tecnologías y Negocios había puesto en marcha un plan destinado a mejorar la productividad, introduciendo novedosas modificaciones en la organización que generarían, sin lugar a dudas, incrementos substanciales de efectividad, eficiencia y eficacia.
Serían la llave del éxito, el broche de oro de un trabajo que humillaría al mismísimo Peter Drucker.
El resultado fué catastrófico.
El equipo argentino llegó tres horas más tarde que el japonés.
Las conclusiones revelaron datos escalofriantes:
1) Para desconcertar, el equipo japonés optó por la alineación tradicional: un jefe de equipo y 10 remeros.
2) El equipo argentino utilizó una novedosa formación vanguardista, integrada por:
- Un jefe de equipo.
- Dos auditores de calidad total.
- Un asesor de empowerment.
- Un supervisor de downsizing.
- Un analista de procedimientos.
- Un tecnólogo.
- Un contador.
- Un jefe de sección.
- Un apuntador de tiempos.
- Un remero
Luego de varios días de agotadoras reuniones y profundo análisis, el Comité decidió castigar al remero quitándole "todos los bonos e incentivos por el fracaso alcanzado".
En la reunión de cierre, el Comité junto соn los accionistas representativos, concluyeron:
"Recurriremos a la contratación de un nuevo remero, pero a través de un contrato de outsourcing, соn el objeto de no tener que lidiar соn el sindicato y de no estar atado a convenios laborales anquilosados, que sin duda degradan la eficiencia y productividad de los recursos."
De la anterior historia se desprenden cuatro moralejas:
1) No hay justicia en los juegos olímpicos.
2) Existen japoneses соn mucha suerte.
3) Los argentinos no pasaban por un buen momento.
4) El remero era reactivo en lugar de ser proactivo. Era vago y no se apegó a la misión, visión, objetivos, estrategias y tácticas del sistema y por si fuera poco no supo trabajar en equipo.
Un día un grupo de profesionales, luego de leer su horóscopo, llevaron a sus perros a una exposición para ver cual era la mascota mejor preparada.
El primero en mostrar las habilidades de su реrrо fue el arquitecto, quien ordenó a su can:
- "Ladrillo", muestra lo que sabes.
El реrrо tomó unos maderos, unos clavos y un martillo, y armó una perrera. Todos aplaudieron.
Luego tomo el turno el contador quien dijo a su реrrо:
- "Balance", muestra lo que sabes.
El реrrо sacó 18 galletas de un tarro y armó 3 triángulos perfectos cada uno соn 6 galletas, соn 3 galletas por lado. Todos felicitaron al contador y a "Balance".
El turno era para el barman quien ordenó a su реrrо:
- "Alexander", muestra una de tus habilidades.
El реrrо se fue al bar, alcanzó una botella de whisky americano, una de vermouth italiano, un frasco de cerezas, una caja de palillos, y preparó cócteles para todos. Todos aplaudieron y brindaron por la habilidad del реrrо.
El ingeniero de sistemas sonrió y ordenó a su mascota:
- "Cursor", enséñales un poco de tecnología...
El реrrо de la informática encendió el PC, digitó la clave, entró a una hoja de cálculo y desde allí creó un novedoso juego, el cual jugaron y admiraron todos los presentes.
La competencia estaba muy reñida y aún faltaba el реrrо del político. Los dos estaban cómodamente sentados mirando lo que hacían los demás, hasta que entendieron que era su turno.
Se levantaron los dos y el político ordenó a su реrrо:
- "Rififí", es tu turno; ¡demuéstrales!
"Rififí" fue a la mesa y se comió las galletas, terminó соn los cócteles y se emborrachó, violó a "Balance", borró todos los archivos del PC para que no quedaran evidencias, se robó la casita de "Ladrillo", y alegó inmunidad parlamentaria!
Relato de lo que ocurrió el día en que el visir se enamoró de los pechos de la reina
Amit era un alto funcionario de la corte del Rey Akbar.
Hacía mucho tiempo estaba obsesionado соn el deseo incontrolable de gozar de los voluptuosos pechos de la reina hasta hartarse.
Por supuesto, nunca había podido hacerlo.
Un día reveló su deseo a Birbal, principal consejero y Contador de la Corona, y le pidió que hiciese algo para ayudarlo.
Birbal, después de mucho pensar, acordó, соn la condición de que Amit le pagara mil monedas de oro. Amit aceptó el acuerdo.
Al día siguiente Birbal preparó un líquido que causaba picazón y lo derramó en el sutien de la reina mientras ésta tomaba un baño;
Pronto el escozor comenzó y fue aumentando en intensidad, dejando al rey preocupado y a la reina muy molesta.
Se hicieron consultas a los médicos, y ante la falta de respuesta de éstos Birbal dijo que a su entender sólo una saliva especial, aplicada por cuatro horas, curaría el mal. Birbal también dijo que esa saliva tan especial podría ser encontrada en la boca de Amit.
El Rey Akbar se puso muy feliz y llamó a Amit, quien durante las cuatro horas siguientes se cansó de gozar a voluntad los suculentos y deliciosos pechos de la reina, haciendo todo lo que siempre había deseado.
Con su deseo ya plenamente realizado y su libido satisfecha, Amit se negó a pagarle a Birbal lo que habían convenido; además se burló de él y se le rió en la cara.
Sabía que, naturalmente, Birbal nunca podría contar el hecho al rey. Pero Amit había subestimado al Contador de la Corona, hombre de muchos recursos como todos los de su profesión.
Al día siguiente Birbal colocó el mismo líquido en los calzoncillos del rey.
Moraleja: Nunca dejes de pagarle a tu Contador