Cuando Juan recibió su sueldo, en dinero efectivo, como siempre lo hacía el primer día de cada mes, contó cuidadosamente los billetes, uno a uno, agudizando sus ojos y untando el dedo соn saliva para despegar соn fuerza los billetes.
Se sorprendió al percatarse que le habían dado 100 dólares más de lo que correspondía. Miró al contador de reojo para asegurarse que no lo había notado, rápidamente firmó el recibo, se guardó el dinero dentro del bolsillo y salió del sitio соn la mayor rapidez y discreción posibles, aguantándose, соn esfuerzo, las ganas de saltar de la dicha.
Todo quedó así.
El primer día del mes siguiente hizo la fila y extendió la mano para recibir el pago.
La rutina se repitió y al contar los billetes, notó que faltaban 100 dólares.
Alzó la cabeza y clavó su mirada y muy serio le dijo al cajero:
- Señor, disculpe, faltan 100 dólares.
El cajero respondió:
- ¿Recuerda que el mes pasado le dimos 100 dólares más y usted no dijo nada?
- Sí, claro -contestó Juan соn seguridad-, es que uno perdona un error, pero dos ya son demasiados.
Entra un señor en un bar y pide un café, el mozo lo trae y el señor se lo toma, pide la cuenta y el mozo le dice:
- Son 26 pesos.
-¿ Cuántos? ¿Un café 26 pesos? ¿Usted está lосо?
Entonces, el señor se acuerda que tiene 26 monedas de un peso y se las empieza a tirar de una detrás del mostrador, y así las 26 monedas.
El señor se va y el mozo se quedó re caliente.
- Este маldiто, me tiró todas las monedas.
Vuelve el mismo señor a la semana, pide otro café, se lo trae el mozo y el señor se lo toma, cuando pide la cuenta el mozo le dice:
- Son 26 pesos.
El señor saca un billete de 50 pesos y se lo da al mozo. El mozo va a la caja y le dice al cajero:
- Mira, ahí está el маldiто que me tiró las 26 monedas, dame el vuelto en monedas que lo voy a jоdеr.
El cajero le da 24 monedas de un peso y el mozo se acerca al señor y le dice:
- Aquí tiene su vuelto - y le tira de a una todas las monedas.
El señor saca dos monedas, las tira y le dice:
-¡ Mozo, otro café!