Estos son dos tipos que están sentados uno al lado del otro en un avión: Uno está bien preocupado соn todo esto del avión, que si se va estrellar, que si no despega, que si se cae después que despega, en fin, todo un completo lío, mientras que el otro de lo más tranquilo disfrutando de todo, tanto así que se queda dormido; de pronto el avión comienza a despegar y el nervioso comienza a sentirse mal a tal punto que le dan ganas de vomitar, pero como no podía ir al baño porque tenía el cinturón puesto, vomita todo sobre el otro que estaba dormido; bueno ya repuesto de todo su malestar, se queda tranquilo sentado leyendo una revista, entonces al cabo de una hоrа el dormido comienza a despertarse y se va viendo todo lleno de vomito, y el otro se le acerca y en tono amistoso le pregunta:
¿ Amigo, ya se siente usted mejor?
Había una vez un curioso que se metió en un avioneta. Pues, no sabía nada de aviación pero empezó a mover unas palancas, despichar botones, etc., y de pronto la avioneta empezó a carretear y emprendió vuelo. De pronto se encontró el micrófono y por la radio comenzó a pedir ayuda. Contestó la torre de control y le preguntó cuál era el problema. El se lo explica todo, entonces siguió esta conversación:
- Pues, por Dios, ¿Ustedes me pueden sugerir algo?
- Usted, ¿Qué sabe de aviones?
- Absolutamente nada, compadre.
- Bueno, entonces, le sugiero que se despida de su mamita.
- Despídase usted, chistoso, que voy directo a la torre.
Era un atlante, pero tan atlante, que pensaba que gastar dinero era raspar unas monedas.
Era un atlante, pero tan atlante, que decía que los carros 4x4 tenían 16 llantas.
Un atlante llama a su amigo
¡ Oye Venancio, te hablo por la aspiradora!
Y su amigo contesta:
¡ Pues que bien suena!
Un médico a un padre de un recien nacido:
Señor, tuvimos que ponerle aire a su hijo.
¡ Demonios!, y yo que le quería poner Pedro...
Era un atlante tan atlante, pero tan atlante, que estudió para un examen de orina.
La torre de control a un piloto atlante:
Aquí torre de control, aquí torre de control, verifique su altura y posición.
Y el atlante contesta:
Hombre, pues como 1.80 y hasta adelante del avión.
Mientras el avión atestado está a punto de despegar, la calma es rota por un pequeño de 5 años que escoge ese momento para hacer una tremenda rabieta. No importa lo que hiciera la frustrada y avergonzada madre para calmarlo, el niño continuaba gritando furiosamente y pateaba los asientos alrededor. De pronto, desde el fondo del avión se levantó un anciano general en uniforme, соn el pecho cubierto de condecoraciones, que caminó lentamente por el pasillo, llegó hasta donde estaba el niño e inclinándose suavemente le dijo algo al oído. De inmediato, el niño se tranquilizó, tomó la mano de su madre, y se abrochó su cinturón. Todos los pasajeros empezaron a aplaudir. Mientras el general regresaba
Lentamente a su asiento, una de las azafatas le dijo:
Disculpe, señor, pero podría decirme qué palabras mágicas usó para callar a ese pequeño.
El viejo sonrió y dijo:
Simplemente le mostré mis condecoraciones, y le expliqué que todas esas medallas me autorizaban a tirar a un pasajero por la puerta del avión, en el momento que yo quisiera.