Un lorito mexicano que viajaba en un avión, en primera clase, llama a la azafata:
- Oye guаrrа... vení a atenderme.
- Si, ¿Qué desea Señor Loro? - responde la aeromoza.
- Quiero un tequila, y que me pongan una película XXX, enclenque.
- Si Señor Loro, inmediatamente cumplo su orden.
El hombre que estaba sentado al lado del loro aprovecha cuando se acerca la azafata a traerle el tequila, y le dice:
- Señorita ¿Por favor podría traerme un café?
- Si se espera, se lo traigo más tarde -Le responde la azafata de mala manera.
Un poco más tarde, el loro vuelve a dirigirse a la azafata:
- Oye zopenca, tráeme otro tequila.
- Sí Señor Loro, соn mucho gusto, ya se lo traigo.
- A mi tráigame por favor el café que le pedí hace media hоrа, señorita ?Solicita el hombre.
- Usted se espera, ¡no me apure señor! -responde la dama muy enojada.
Media hоrа más tarde, el loro grita de nuevo a la azafata:
- Mensa, tráeme otro tequila.
- Enseguida Señor Loro -dice la azafata.
- Señorita, ¿y mi café? -pregunta el hombre ya muy serio.
- Usted se espera, señor ¿No ve que estoy muy ocupada?
El lorito mira al hombre del café y le dice:
- Vea amigo, pida su café como lo hago yo; Yo le ordeno соn firmeza, la trato mal, la insulto para que vea quien es el que manda.
- Tiene toda la razón ?dice el hombre, y empieza a gritar: ¡Oiga! sirvienta asquerosa, ¡tráeme mi café inmediatamente! Pero muévase golfa enclenque...
Inmediatamente aparece la azafata acompañada de un sobrecargo como de dos metros. Cogen al hombre y al loro por el cuello y los tiran del avión sin compasión.
Cuando van cayendo por los aires, el loro felicita al hombre diciendo:
- Oiga amigo, ¡Hay que ser muy macho para insultar a una aeromoza, en un avión en pleno vuelo, y sin tener alas para volar...!
Un hombre al regreso de su granja, decide traer dos pollitos recién nacidos para regalárselos a sus hijos.
Después de subir al avión, recuerda que no puede llevar ninguna clase de animales en el viaje. El hombre va al baño y esconde los pollitos dentro de su pantalón, dejando abierta un tanto su bragueta para que los animales tengan un poco de aire.
Va de nuevo a su silla que está justo al lado de unas monjitas y se acomoda tranquilamente. El hombre se queda dormido y las monjitas empiezan a notar ciertos movimientos excitantes en las las partes nobles del señor, y naturalmente la curiosidad las lleva a no perder detalle de lo que ocurre en ese pantalón, pues esto era completamente novedoso para ellas.
Un poco más adelante, los pollitos logran sacar sus cabezas ante los ojos de las aterradas monjas quienes deciden sacudir al hombre:
-¡ Caballero, caballero, despierte...!
-¡ Que ocurre! ¿Que es tanto escándalo? -Pregunta el dueño de los pollitos, a lo que una de las monjitas responde:
- Mire señor, nosotras no sabemos mucho de hombres, pero... ¡creemos que se le han reventado los huеvоs!
Una rubia linda y joven, toma un avión соn destino a Nueva York, соn pasaje en clase turista. Cuando aborda el avión, busca su asiento, pero al pasar por los de primera clase, nota que son más grandes y confortables, entonces decide sentarse en el primero que encuentra vacío.
Cuando la azafata chequea su ticket, le informa que su asiento está en clase turista, a lo que la rubia responde:
- Soy linda, joven y rubia. Me quedo hasta llegar a Nueva York.
La azafata frustrada, va a la cabina del capitán a informar del incidente. El capitán se dirige a la rubia y le dice que debe abandonar el asiento. Y la rubia responde:
- Soy linda, joven y rubia. Me quedo hasta llegar a Nueva York.
El capitán por no causar alboroto, se retira a la cabina y comenta соn el copiloto. El copiloto le dice que su novia es rubia y que sabe qué hacer.
El copiloto se acerca a la rubia y le susurra algo al oído. La rubia se levanta inmediatamente agradeciendo y abraza al copiloto, y toma su asiento en clase turista.
El piloto y la azafata asombrados le preguntan qué le dijo para convencerla.
El copiloto responde:
- Le dije que los asientos de primera clase no van a Nueva York.