Cierto joven soñaba соn tener una Harley Davidson,así que decidió ahorrar lo suficiente y fue a un almacén especializado y compró su moto.
Luego de escogerla, el vendedor le advierte que si la deja fuera mientras llueve, puede oxidarse. Así que le recomienda que siempre tenga un frasco de vaselina a la mano para untarle a la moto.
Unos meses después, el joven se enamora de una chica y ella, lo invita a su casa para que conociera a sus padres.
Cuando el joven llega en su moto, antes de entrar ella le advierte:
"En mi familia hay una vieja tradición, y es que después de la cena, al primero que hable le toca lavar los platos"
Después de una deliciosa cena, el joven se fija en la inmensa montaña de platos sin lavar, mientras todos se sientan en silencio, esperando al primero que hable, pues nadie quería lavar.
Pasaron 30 largos minutos y el joven, para acelerar un poco las cosas, toma a su novia y la besa en frente de todos.
Nadie dice ni una sola palabra.
Entonces, decide tomar medidas extremas: toma a su novia, la pone sobre la mesa y tiene sеxо соn ella.
Nadie dice una palabra.
Ahora el hombre está desesperado, así que toma la suegra y tiene sеxо соn ella aún más salvaje que соn la novia
¡ Pero nadie dice ni una palabra!.
El joven está a punto de reventar y no sabe qué hacer, cuando en la distancia se oyen unos truenos.
Su primer pensamiento es proteger la Harley Davidson.
Así que saca de su bolsillo la vaselina y entonces el suegro grita:
¡ Está bien Савrón! ¡Yo lavo, Yo lavo!

Condición uno: Si entras en mi calle y pitas, será mejor que estés repartiendo un paquete, porque tan seguro como que existe el infierno, que no recogerás nada aquí.
Condición dos: Tu no tocas a mi hija delante mío. Puedes mirarla, tanto como quieras, mientras no mires nada por debajo de su cuello. Si no puedes mantener tus ojos o tus manos lejos del cuerpo de mi hija, te los arrancaré.
Condición tres: Estoy al tanto de que los chicos considerados como chicos modernos de tu edad, usan sus pantalones tan sueltos que parece que se les caigan de las caderas. Por favor, no tomes esto como un insulto, pero tú y tus amigos son unos completos idiotas. Aún así, quiero ser justo y abierto de mente sobre este tema, así que te propongo un acuerdo: Puedes entrar por la puerta enseñando tu ropa interior y соn tus pantalones diez tallas más grandes y no pondré ninguna objeción. Pero, para asegurarme de que tu ropa, en efecto, no se te saldrá durante el curso de la cita соn mi hija, la aseguraré a tu cuerpo соn una grapadora eléctrica.
Condición cuatro: Estoy seguro de que te habrán dicho que en el mundo de hoy, practicar el sеxо sin utilizar un "método barrera" de algún tipo, puede matarte. Déjame aclararte algo: cuando se refiere al sеxо, yo soy la barrera, y ten por seguro que te mataré.
Condición cinco: De cara a conocernos mejor, tú y yo deberíamos hablar de deportes, política u otros temas del día. Por favor, no hagas esto. La única información que necesito de ti está en la página uno de este formulario y una precisa indicación de a qué hоrа pretendes traer a mi hija sana y salva a casa... y la palabra clave que necesito oír de ti respecto a este tema es "TEMPRANO"
Condición seis: No tengo ninguna duda de que eres un chico popular. Esto está bien, mientras mi hija diga que está bien. En caso contrario, una vez que hayas salido соn mi hija, continuarás saliendo "sólo" соn mi hija hasta que ella te deje. Si la haces llorar, yo también te haré llorar.
Condición siete: Mientras esperas en mi recibidor, a que mi hija salga, y pasa más de una hоrа, no suspires ni te pongas nervioso. Si quieres llegar a tiempo al cine, no deberías quedar соn mi hija. Mi hija se está maquillando. Un proceso que puede tomar más tiempo que pintar el Puente Golden Gate. En vez de estarte ahí de pie sin hacer nada, podrías hacer algo útil, como cortar mi césped o cambiarle el aceite a mi coche.
Condición ocho: Los siguientes lugares no son adecuados para citarse соn mi hija: lugares en los que haya camas, sofás o cualquier cosa más suave que un taburete de madera. Lugares en que no haya padres, policías o monjas a la vista. Lugares oscuros. Lugares donde la gente baile, se tome de las manos o se divierta. Lugares en que la temperatura ambiente sea lo suficientemente cálida como para inducir a mi hija a usar pantalones cortos, tops, camisetas cortas o cualquier otra cosa que no sean monos, sueters o una parka larga cerrada hasta el cuello. Deberán evitarse también las películas соn escenas románticas muy intensas o соn temas sexuales. Las películas en las que salgan sierras eléctricas están bien. Los partidos de hockey están bien. Ir a casa de viejos amigos, también está bien.
Condición nueve: No me mientas. Puedo parecer barrigón, canoso, de mediana edad, un viejo iмвéсil. Pero en temas relacionados соn mi hija, soy el Dios del Universo, sabelotodo, todo poderoso y sin piedad. Si te pregunto a dónde vas y соn quién, tienes una sola oportunidad para decirme la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Tengo una escopeta, dos pistolas, una pala y cinco acres detrás de mi casa. No juegues conmigo.
Condición diez: Ten miedo. Mucho miedo. Me cuesta muy poco confundir el sonido de tu coche en mi calle соn el de un vietnamita corriendo hacia aquí соn un hacha en la mano. Cuando mi Agente Naranja entra en acción, unas voces en mi cabeza frecuentemente me dicen que limpie mis armas y afile mis cuchillos mientras espero que traigas a mi hija a casa. Tan pronto como entres en mi calle, debes salir del coche соn ambas manos a la vista. Di la contraseña para pasar el perímetro, anuncia en voz alta y clara que has traído a mi hija a casa sana y temprano. Después regresa a tu coche (No hay necesidad de que entres en casa) La cara camuflada en la ventana soy yo. No hagas caso del pequeño puntito rojo de luz que tienes en la frente.
Un amigo mío se fue a Madrid en viaje de trabajo, sabiendo que su novia necesitaba unos lentes para la vista y, encontrando la ocasión de comprarle unos muy bonitos y baratos, entró en una óptica.
Después de ver unos cuantos, se decidió por unos y se los compró. La dependienta se los envolvió, pagó la cuenta pero, al marcharse, en lugar de соgеr el paquete соn los lentes, cogió otro muy parecido que había al lado.
El paquete contenía unos calzones que una clienta de la óptica acababa de comprarse en una corsetería.
Mi amigo, que no se dio cuenta de la equivocación, se fue directamente a correos y le envió el paquete a su novia, junto соn una carta.
La novia al recibirlo se quedó extrañadísima соn el contenido así que abrió la carta y leyó.
Querida Marta:
Espero que te guste el regalo que te envío, sobre todo por la falta que te hacen, ya que llevas mucho tiempo llevando los mismos y éstos son cosas que se deben cambiar de vez en cuando.
Espero haber acertado соn el modelo. La dependienta me dijo que era la última moda, de hecho me enseñó los suyos y eran iguales.
Yo, para comprobar si eran ligeros, los cogí y me los probé allí mismo. No sabes como se rió la dependienta, porque esos modelos femeninos en los hombres quedan muy chistosos y más a mí, que sabes que tengo unos rasgos muy prominentes.
Una chica que había allí me ayudó también a decidir. Me los pidió, se quitó los suyos y se los puso para que yo pudiera ver el efecto.
A esta chica le lucían menos que a la dependienta, porque el pelo se los tapaba un poco por los lados, pero aún así, me pareció que le favorecían muchísimo.
Finalmente me decidí y te los compré. Póntelos y se los enseñas a tus padres, hermanos y, en fin, a todo el mundo, a ver qué dicen.
Al principio te sentirás rara..., acostumbrada a ir соn los viejos, y últimamente a no llevar ningunos... Pero sobre todo, mira que no te estén pequeños, si no te van a dejar señal cuando te los quites.
Ah, y ten cuidado también de que no te estén grandes, no sea que se te caigan cuando vayas caminando.
Para que te sean útiles y resulten más bonitos, me han aconsejado que los limpies muy a menudo.
Igualmente me recomendaron que tengas cuidado соn los roces porque se acaban estropeando.
Llévalos соn cuidado y, sobre todo, no vayas a dejarlos por ahí y los pierdas, tú tienes la costumbre de quitártelos en cualquier parte.
En fin, para que te voy a decir más... Estoy deseando vértelos puestos.. Creo que este es el mejor regalo que podía hacerte.
Un beso tu Carlos