Chistes de ancianos, Chistes de viejos, Chistes de Viejitos

Lоliта y José cumplieron 60 años de casados. Se conocieron desde niños, y desde niños iniciaron su romance. El día del aniversario él le propuso a ella hacer una visita a la escuela donde habían cursado la primaria, pues quería mostrarle el escritorio en cuya cubierta grabó su nombre hacía medio siglo.
A Lоliта le gustó la idea, y le dijo a José que llevaría algunos libros para que él se los cargara de regreso, como hacía en los tiempos de la infancia. Fueron, en efecto, y cumplieron el ritual.
Volvían ya a su casa cuando vieron un bulto tirado en medio de la calle. Lo recogieron, y resultó ser un saco repleto de billetes de 100 dólares. Aquello era una fortuna.
- Demos aviso a la policía, propuso, nervioso, José.
- ¡Qué policía ni qué ocho cuartos! Este dinero es nuestro; nosotros lo encontramos. Además nadie nos vio cuando lo recogimos. Lo llevaremos a la casa; соn él nuestra vejez será tranquila.
- Pero, mujer,objetó tímidamente el asustado José.
- Nada, nada. Lo paró en seco Lоliта.
Llegaron a la casa, y Lоliта escondió el botín en lo alto del closet de la alcoba.
Apenas había terminado de guardar el dinero cuando sonó el timbre de la puerta. Eran dos agentes de la policía. Los vio José y empezó a temblar. Lоliта, en cambio, los invitó a pasar y les preguntó tranquilamente:
- ¿En qué podemos servirles, señores?
Le dijo uno de los oficiales:
- Estamos haciendo una investigación en el barrio, pues se perdió por aquí una bolsa conteniendo cerca de un millón de dólares. ¿Saben ustedes algo al respecto?
- Nada,respondió imperturbable Lоliта. Casi nunca salimos de la casa.
- ¡Está mintiendo, agente! Profirió José соn espanto. ¡Tiene escondida esa bolsa en el closet!¡Yo vi cuando la puso ahí.
El policía dirigió a Lоliта una mirada de interrogación. Ella lo llevó aparte y le dijo en voz baja:
- No le haga caso, agente. Por los años está afectado del cerebro, y ya no sabe lo que dice. Se dirigió a su marido y le pidió соn ternura:
- A ver, viejito,cuéntale al señor policía lo que hicimos hoy en la mañana.
Contestó José:
- Nos levantamos muy temprano para ir a la escuela. Yo le mostré a ella mi escritorio, porque grabé en él su nombre соn mi navaja de Boy Scout. Luego, de regreso a la casa, le cargué los libros.
El policía se vuelve hacia su compañero y le dice:
- Vámonos!!!

Un vieja solterona llama a la oficina de un abogado y le dice a la recepcionista que quiere hablar соn un abogado acerca de preparar un testamento.
La recepcionista le sugiere hacer una cita para que acuda a la oficina a ver al
Abogado. Afligida, la mujer explica:
- Tiene que entender, señorita, que yo he vivido sola casi toda mi vida; raramente le veo la cara a alguien y no me gusta salir de mi casa. ¿Hay alguna posibilidad que el abogado venga a mi casa?
La chica de la recepción habla соn el abogado y éste acepta entrevistarse en la casa de la solterona. Cuando el abogado llega a la casa de la mujer, su primer pregunta fue:
-¿ Cuáles son sus propiedades y cómo desea distribuirlas en el testamento?
- Aparte de los muebles y los artefactos eléctricos que usted ve aquí, tengo
Una cuenta de ahorros de 50 mil Euros.
-¿ Y qué piensa hacer соn el dinero? le cuestiona el joven abogado.
- Bueno, como ya les expliqué, yo he vivido una vida muy recluida. La gente del barrio no saben ni quién soy yo. Me gustaría apartar 45 mil para el funeral.
- Соn un funeral así de grande de seguro que hasta en las noticias la van a dar a conocer. Pero, dígame, ¿qué piensa hacer соn los otros US 5,000?
- Pues como nunca he sido casada y nunca me he acostado соn un hombre. Yo quiero usar el resto del dinero para hacer arreglos соn un hombre para que se acueste conmigo. ¿Usted cree que me pueda conseguir a alguien?
Esa noche, cuando el abogado le estuvo contando a su esposa la petición tan rara que había hecho su nueva clienta, la esposa le insinuó lo mucho que podrían hacer соn 5 mil euros extras. Después de convencerlo, acuerdan que él iba a ganarse ese dinero, no sin antes advertirle:
- Te voy a llevar a la casa de la solterona mañana tempranito, y te voy a esperar a que termines.
La mañana siguiente, la mujer lo llevó a la casa de la solterona y lo esperó.
Pasaron tres horas y como el esposo no salía, la mujer, desesperada, comenzó a tocar la bocina del carro. El esposo se asoma por la ventana y le grita:
- Ven a recogerme mañana; ya la convencí de que la alcaldía la entierre en una fosa común para que así sea gratis el entierro.