En un manicomio se encontraba un loquito sobre la pared del patio. Lo observa un enfermero y le pide que baje, a lo que el lосо contesta:
¡ No me bajo, no me bajo!
El enfermero tras mucho insistir, decide consultar al médico de guardia para que él lo intente. El médico le pide al loquito que se baje, y de nuevo contesta:
¡ No me bajo, no me bajo!
El médico, al igual que el enfermero, tras mucho intentar convencerlo, decide hablar соn el director del manicomio, obteniendo éste el mismo resultado. En eso pasa otro lосо junto a ellos, y les dice соn aire de interesante.
Yo puedo bajar a ese lосо.
Y los tres, intrigados por ver que es lo que iba a hacer, le piden que lo intente. El lосо saca un cuchillo de madera y amenaza al que estaba sobre la barda:
Hey lосо, bajate, o corto la pared.
Y el lосо que estaba sobre la pared se baja asustadísimo, y el otro lосо, guarda su cuchillo, y se va.
El enfermero, el médico y el director le preguntan al lосо que estaba sobre la pared que por qué se había bajado соn tanta prisa, y éste les contesta:
Es que ustedes no conocen a ese lосо, ¡Es capaz de cortarla!
Va un señor соn rumbo a una reunión de negocios muy importante. Estalla un neumático de su auto, justo frente a un manicomio. El señor toma sus herramientas y baja del auto, saluda a un lосо que estaba observándolo por una ventana. El señor quita las tuercas y va a la parte trasera del auto por el repuesto del neumático, pero cuando vuelve no encuentra las tuercas, por lo que no puede poner el repuesto.
Se preocupa y pone cara de desesperación porque se le hace tarde para su cita de negocios. Entonces, después de contarle sus preocupaciones al lосо que no ha dejado de mirarlo, se desarrolla esta conversación:
- ¿Conoce usted algún teléfono que pueda utilizar para llamar a una grúa-remolque o a mi mecánico y avisar a mi cliente que estoy un poco tarde?
- Caballero, por qué se preocupa, esto tiene una solución muy sencilla y no toma mucho tiempo.
El señor соn mucha curiosidad, pero desconfiado pregunta:
- ¿Está seguro de eso? ¿Y cuál es la solución?
- Muy fácil, quite una tuerca de cada una de los otros neumáticos, se las pone al repuesto y puede conducir sin problemas соn tres tuercas en cada neumático, hasta que coloque las tuercas que hagan falta.
Luego de una rápida reflexión el señor dice:
- Pero usted tiene toda la razón. Dígame, ¿Por qué esta usted internado en un manicomio siendo tan inteligente?
A lo que el lосо muy seguro responde:
- Estoy recluido por lосо, ¡No por тоnто!