Un tipo que era el presidente de un club denominado "Esposos que no temen a sus esposas". Y por cierto, había convocado a una junta directiva. Cuando todos los miembros del directorio estuvieron presentes y de pie alrededor de una mesa para juntas, el presidente exclamó:
¡ Oh! Ilustres y distinguidos esposos que no temen a sus esposas, tomen asiento, todos se sentaron excepto el presidente. Los demás directores vieron esto соn mucho asombro; se preguntaban entre sí, cuchicheaban, mostraban su extrañeza al ver que el presidente del club "Esposos que no temen a sus esposas", no se había sentado, sino que permanecía de pie,
Uno de los miembros de la junta se atrevió a preguntar:
Dígame señor presidente, ¿Es que acaso usted teme a su esposa?
A lo que el presidente respondió:
No, no le temo pero, ayer me dio una tremenda paliza que no me puedo sentar...
Un recién casado se va соn los amigotes de copas. El hombre le promete a su mujer que estará de regreso antes de la medianoche pero, la fiesta se extiende, y le dan las tres de la madrugada. Llega su casa y justo en ese momento, el reloj da tres campanadas y él temiendo que su mujer se despierte, imita las campanadas "dang, dang..." nueve veces más para que piense que son las doce de la noche.
A la mañana siguiente la mujer le pregunta a que hоrа llegó. El le responde: A medianoche, mi amor.
Oye Pepe, creo que vamos a tener que comprar otro reloj.
¿ Por qué ?, pregunta él .
Si, es que este debe estar roto.
Pero si da la hоrа perfectamente, contesta él.
Entonces ella le dice: ¡Anoche, dio tres campanadas, hizo una pausa, dio otras cuatro campanadas, se puso a vomitar, dio tres campanadas más, se tiró un peo, dio las dos últimas y se cago de la risa !
Un pordiosero al que obviamente ya no le podía ir peor, se acerca a un hombre y le dice:
Patrón, ¿podría prestarme 20 dólares?
El bien vestido caballero, le contesta:
Pero, no te los vas a gastar en alcohol, ¿verdad?
No señor, nunca en mi vida he bebido.
¿ Entonces te los quieres gastar apostando a la baraja соn tus amigos?
De ninguna manera, nunca apuesto en nada.
¿ O acaso te los gastarías en el campo de golf?
Imposible señor, nunca he jugado golf.
¿ Se los piensas dar a una mujer acaso?
Jamás he tenido esposa ni amante alguna señor.
Entonces, ten los veinte dólares y ven a comer a mi casa; te invito comida casera y buena atención.
El pordiosero acepta gustosamente y se sube al BMW del importante hombre. En el camino le pregunta:
Oiga señor, ¿no se va a enojar su esposa al ver llegar a alguien como yo y que se siente en la mesa a comer?
Probablemente, le contesta el rico, pero valdrá la pena, quiero ver su cara y su reacción cuando vea lo que le pasa a un реndеjо que no toma, no apuesta, no juega golf y no anda соn mujeres.