Una empresa entendió que había llegado el momento de cambiar el estilo de gestión y contrató un nuevo gerente general. El nuevo gerente vino соn la determinación de hacer cambios y volver a la empresa más productiva.
El primer día, acompañado por sus principales colaboradores, hizo una inspección en la empresa.
En la planta todos estaban trabajando, pero un muchacho estaba recostado contra la pared соn las manos en los bolsillos. Viendo una buena oportunidad para dejar bien clara su filosofía de trabajo, el nuevo gerente le preguntó al joven:
-¿ Cuánto gana usted por mes?
- Trescientos pesos, señor, ¿por qué? - respondió el muchacho sin saber de qué se trataba.
El gerente sacó $300 del bolsillo y se los entregó al joven, diciendo:
- Aquí está el sueldo de este mes. Ahora desaparezca y ¡no vuelva nunca más!
- El joven guardó el dinero y se fue, de acuerdo a las órdenes recibidas.
El gerente entonces, orgulloso, pregunta a un grupo de operarios:
- ¿Alguno de ustedes puede decirme qué hacía ese joven?
- Si, señor - respondieron atónitos los operarios - Vino a entregar una pizza...
Moraleja:
Hay personas que tienen tantas ganas de mandar, que se olvidan de pensar.
Una mujer fue al Servicio de Atención al Cliente de un importante negocio de ventas de electrodomésticos. Le dice al empleado del mostrador que quería devolver una tostadora que había comprado, porque no funcionaba. El empleado le contestó que no podía aceptarle la tostadora porque la había comprado соn una oferta especial. Entonces la mujer levantó los brazos y comenzó a gritar:
- Acaríciame las tetas, por favor... ¡Acaríciame las tetas!
El empleado, aturdido, corrió a llamar al gerente del local. Ya frente a una multitud creciente de clientes, el gerente le preguntó a la mujer:
- Pero, ¿Qué le pasa, señora?
Ella le explicó otra vez el problema de la tostadora y el gerente, le repitió la misma negativa dada por el empleado.
Inmediatamente ella, una vez más, levantó los brazos y comenzó a gritar:
- Acaríciame las tetas, por favor, dale, ¡Acaríciamelas!
Diciendo eso, atrajo una multitud mucho mayor. Shockeado, el gerente pregunta:
- ¿Pero señora, por qué está gritando esto?
La mujer, ya соn toda tranquilidad, le dice:
- Porque me gusta que me acaricien las tetas cuando siento que me están jodiendo.
La multitud estalló en aplausos y rápidamente le reembolsaron el dinero
Un chico de quince años llegó a su casa соn un Porsche y sus padres empezaron a gritar exasperados:
-¿ De dónde sacaste ese auto?
El chico tranquilamente les dijo:
- Lo compré hoy.
-¿ Соn qué dinero?, exigieron saber sus padres. ¡Nosotros sabemos lo que cuesta un Porsche!
- Bueno, dijo el chico, éste en particular me costó 15 dólares.
Entonces los padres empezaron a gritar aún más fuerte.
-¿ Quién vendería un auto como ese por quince dólares?
- Fue la señora que vive subiendo la calle, dijo el muchacho. Yo no sé su nombre, se acaban de mudar. Ella me vió pasar en mi bicicleta y me preguntó si quería comprar un Porshe por quince dólares.
-¡ Oh Dios mío!, exclamó la mujer, ella tiene que ser una abusadora de menores. ¿Quién sabe que hará después? Juan, ve enseguida para allá y mira qué es lo que está pasando.
Así que el padre del chico subió la calle hasta la casa donde la señora vivía y la encontró afuera en el patio tranquila plantando petunias. Él se presentó a sí mismo como el padre del chico, a quien ella había vendido el Porsche, y le exigió saber por qué lo habia hecho.
- Bueno, le dijo ella, esta mañana recibí una llamada de mi esposo. Yo pensé que estaba en un viaje de negocios, pero supe por un amigo que él había huído hacia Hawaii соn su secretaria y que realmente no piensa regresar...
Me dijo que estaba desesperado y me pidió que vendiera su Porsche nuevo y le enviara la mitad del dinero. Así lo hice.