Chistes de exageraciones

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Era una mujer tan fea, pero tan fea, tan fea, que su esposo la llevaba a su trabajo para no tener que darle el beso de despedida.

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Había una vez un hombre tan alto pero tan alto, que se tomó un yogurt y cuando el yogurt llegó al estómago, llegó vencido.

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¡ Mamá, mamá, en el colegio me dicen cabezón!
No haga caso mijito.
Mamá, ráscame la cabeza.
¿ En qué continente?

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El hombre invisible era tan, pero tan тоnто, que cuando tocaba la puerta salía corriendo.

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Un niño le dice a su mamá:
- Mamá, mamá, mi abuelito huele mal.
La mamá dice:
- ¡Cállate niño!
El niño le vuelve a decir:
- Mamá, mamá, el abuelito huele mal.
Y la mamá molesta le dice:
- ¡Ya, cállate, que no hay plata para enterrarlo!

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Era tan тоnто, tan тоnто que no compraba mesita de noche porque no tenía donde ponerla de día

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Era un delincuente tan gordo, tan gordo que la policía no lo podía rodear.

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Era un hombre, tan, pero tan petizo, que pasó por enfrente de una pastelería, se le hizo agua la boca, y se ahogó.

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Era una adivina tan buena, tan buena, que además del futuro, adivinaba el condicional y el pluscuamperfecto de subjuntivo.
El dietista de Atlantilandia, era tan bruto, tan bruto, que les decía a sus pacientes que debían de comer en un columpio para llevar una dieta balanceada.

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Era un tipo tan, pero tan bruto, que decidió ir a un concurso de la persona más bruta y perdió el concurso por bruto.

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¡ Oye! ¿Qué hоrа es?
Las doce.
¡ Que tarde!
Haberme preguntado antes.

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Erase una vez un hombre tan tacaño, pero tan tacaño, que cuando veía la misa los domingos por la televisión, la apagaba cuando llegaba la parte de las ofrendas.

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Era una mujer tan, pero tan gorda, que cuando quiere ir al cine se tiene que alquilar la sala.

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Era una señora tan vieja, pero tan vieja, que conoció a la sierra madre cuando era señorita.

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Era un hombre tan pero tan feo, que asustaba hasta los ciegos.

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Era un señor tan pequeño, pero tan pequeño, que se sentó en un billete de 100 y sobraron 99 pesos.
Era una gallina tan flaca, que en vez de dar huеvоs daba lástima.
Era una señora tan gorda pero tan gorda, que cuando murió tuvieron que hacerle su propio cementerio.
Era un viejito que tenía los dientes tan amarillos, que su lengua tenía que usar lentes porque se encandilaba.
Era un hombre tan gordo, que la policía lo disolvió porque pensaban que era una
Manifestación.
Era un señor tan optimista que una vez le dio un infarto y dijo que fue una corazonada.
Era una mujer tan enana que al morirse no se fue al cielo, se fue al techo.

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Era un hombre, tan feo, tan feo, que lo contrataron para quitar el hipo.

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Había una vez un tipo tan negativo, pero tan negativo que un día se desmayó y en lugar de volver en si volvió en NO.

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