El hombre que había barrido las calles del barrio durante 20 años consecutivos, está trabajando su último día en el sector ya que la empresa ha decidido retirarlo de su cargo.
Los vecinos del barrio le habían tomado mucho cariño, así que deciden despedirlo en cada casa соn un pequeño detalle.
Los López le dan una cajita de bombones, los Pérez una gorra, los González una caja de cigarros, etc.
Sobre las 10 de la mañana llega el barrendero a una casa de unos nuevos vecinos, y es recibido por una hermosa dama vestida apenas соn una pequeña bata muy transparente, lo hace seguir, lo conduce a la alcoba y allí lo colma de besos, caricias, masajes, y hacen el amor hasta quedar exhaustos.
Luego bajan al comedor, la dama le sirve un suculento almuerzo, y finalmente, para despedirlo le da 5 dólares. El hombre guarda el billete y dice:
- Esto ha sido lo más maravilloso que me ha pasado en toda mi vida... pero después de todo eso que hicimos, no habían sido necesarios los 5 dólares.
- Ah, es que todo fue idea de mi marido. Anoche cuando le conté que hoy sería tu despedida, me dijo que te diera "algo" que él no utilizara, más 5 dolares, y eso es lo que he hecho... bueno, lo del almuerzo si fue idea mía!
A las 2:00 hs del viernes,una joven muy atractiva grita exaltada desde la puerta del obispado:
- ¡Confesión! ¡Padre, confesión!...
El padre atiende a sus plegarias y accede a confesarla:
- Ave María purísima.
- Sin pecado concebida.
- Hija,¿cuáles son tus pecados?
- Esta noche he pecado соn mi novio ¡por primera vez!
- A ver hija, cuéntame más.
- Empezó tocándome mi suave y larga melena rubia,luego comenzó a acariciarme mis firmes
Y largos muslos, a continuación me despojó del ceñido top y comenzó a besarme mis redondos y duros pezones,al mismo tiempo que me dejaba mi juguetón conejito al descubierto.
¡ Y ya no pasó nada más!...
El padre, соn los ojos rojos y salidos, y las venas del cuello y del brazo derecho hinchadas, exclama:
- ¡Pues te lo inventas. Pero así no me puedes dejar!
Afrontando toda la ingenuidad de Tarzán, el día que Jane lo conoció le dio una clase de sexualidad:
- Mira, Tarzán, eso que tienes ahí colgando entre las piernas es tu trapito y esto que tengo aquí es una lavadora ¡y tú debes lavar ese trapito en esta lavadora!
Ese día y los siguientes cinco días соn sus noches Tarzán estuvo lavando, y cuando Jane logró respirar le dijo.
- Mira, Tarzán, la lavada del trapito no puede ser tanta ni tan seguido, porque se te puede gastar.
Con aquel comentario, el hombre-mono se apartó un poco de Jane y después de pasar un mes sin usar la lavadora, Jane le preguntó preocupada:
- Tarzán, ¿qué te pasa que no has querido usar más mi lavadora?
- ¡Tarzán aprender a lavar a mano...!