Arnaldo viajó a Japón y se compró un par de anteojos de gran tecnología que hacía ver desnudas a todas las mujeres.
Arnaldo se pone los anteojos y empieza a ver desnudas a todas las mujeres... está encantado. Se pone los anteojos, desnudas, se quita los anteojos, vestidas.
- ¡Qué maravilla!
Regresó a Bilbao, lосо por mostrarle a su mujer la novedad. Cuando llega a la casa, inmediatamente se coloca los anteojos para ver desnuda a su mujer, María.
Abre la puerta y ve a María y a Joaquín, desnudos en el sofá.
Se quita los anteojos, desnudos, se pone los anteojos, desnudos. Se los quita... desnudos, se los pone... desnudos.
- ¡Vaya мiеrdа de anteojos nada mas llegar a Bilbao se rompen!
Van dos hombres en el Orient Express, en el mismo vagón, solos. Pasa la mañana. Pasa la tarde. Pasa la noche… y cuando llega el amanecer le dice uno al otro:
- Oiga ¿usted de dónde es?
- Соñо, yo soy de Bilbao, ¡Ноsтiа!
- ¡Ay va la Virgen! Qué casualidad. ¡Yo soy de Santander!
- Ноsтiа tú. ¡Los dos del Norte!
- ¿Y usted a qué se dedica?
- ¿Yo? soy violinista.
- ¡Me cago en la рuта! Que puñetera casualidad. ¡Yo también!
- No puede ser. ¿Tú también violinista? Pues yo toco el violín de соjоnеs, te lo advierto.
- Para buen violinista yo, tío, ¡soy el mejor de España!
- ¿Tú el mejor de España? ¡Vamos hombre, si yo soy el mejor del Mundo!
- Mira tío, fíjate si yo tocaré la hоsтiа de bien, que cuando toco el violín en la iglesia de mi pueblo, en Santander, la Virgen de madera llora.
- ¡JA! Para violinista de cagarse yo, que el otro día toqué el violín en la Catedral de Bilbao y de lo bien que lo hice, bajó Jesucristo de la cruz, me dio un abrazo y me dijo emocionado:
- Eso sí es tocar y no lo que hace el савrón de santander que hace llorar a mi madre!!!