Después de permanecer por más de 15 años encarcelado, un reo se escapa de su prisión.
En su fuga, entra a una casa y encuentra a una joven pareja en su alcoba.
Le ordena al tipo que salga de la cama y lo amarra a una silla... Luego ata a la mujer de pies y manos, se le моnта encima, se inclina suavemente sobre su cuello, se levanta, frota sus manos y se dirige al baño.
Mientras el forajido está en el baño el esposo aprovecha para hablar соn su mujer:
- Escúchame mi amor, este hombre es un criminal que ha huido de la prisión, ¡mira su ropa! Probablemente no ha visto una mujer en muchos años. Yo vi cuando el besó tu cuello... Si el quiere tener relaciones íntimas contigo, no te resistas, no te quejes, has todo lo que el te ordene. Satisfacelo sin importar lo que te pida. Este hombre puede ser extremadamente peligroso y si se enoja nos puede matar a los dos. Se fuerte mi amor, complácelo... TE AMO.
Y la joven mujer responde,
- El no me besaba el cuello, solo me susurraba algo en el oído; me dijo que él es gаy activo, y que tu le pareciste lindo y atractivo, finalmente me preguntó si teníamos Vaselina. Yo le indiqué que estaba en el baño, y él se fue a traerla... Se fuerte mi amor, complácelo... yo también TE AMO!
Un hombre llega al bar de un gigantezco rascacielos en el último piso. Pide una bebida y le llama la atención un gradulón borracho cerca de él. Mientras lo observa el hombre se tira por la ventana ante su sorpresa. Pero en vez de caer es arrojado para adentro del edificio. Mira para los costado y no ve a nadie sorprendido por sucedido.
Al rato después de liquidarse varios wiskey's, el grandulón vuelve a repetir su salto por la ventana.
Intrigado por lo que pasó, el hombre le pregunta:
- ¿Cómo hizo eso?
- Siempre lo hago cuando quiero algo de aire fresco, las corrientes de aire que rodean el edificio, evitan que uno caiga y lo arrojan hacia adentro.
- ¿Pero es seguro?
- Hace años que lo hago.
Entonces el hombre se arroja por la ventana y en vez de ser arrojado hacia el interior del edifico, se estrella convertiendose en una mancha contra el pavimento.
El Barman que vio la situción, comenta:
- Superman, cuanto te emborrachas eres un flor de Hijo de Рuта.

A bordo de un tren, un pasajero leía tranquilamente un diario, cuando ve pasar por el pasillo a un enano hecho una furia соn dos valijas ...
El tipo lo mira соn atención y ve como va y viene.
A los dos minutos vuelve a pasar, para el otro lado del pasillo, hecho una furia.
- ¡Que maldita suerte!... ¡Que maldita suerte!, se quejaba el enano.
Después que habrá pasado unas diez veces, el pasajero intrigado lo encara.
- ¿Qué te pasa, viejo?
- Es que me equivoqué de tren, este es el directo a Luján y me tengo que bajar antes. Voy a llegar tarde a una reunión y ese me paso porque ponen los carteles tan alto que no llego a leerlos.
Al pasajero le da tanta lástima el pobre enano соn sus dos valijotas que le tira una propuesta.
- Escuchame, vamos a hacer esto: cuando el tren pasa por la estación reduce un poco la velocidad, entonces yo te doy una mano para que te bajes.
El enano desesperado acepta. Cuando llega la estación y el tren baja la velocidad a unos 80 Km/h el pasajero lo toma al enano de los hombros asomados los dos por la puerta del primer vagón y lo empieza a acercar a la plataforma. El enano movía como lосо las piernitas intentando igualar la velocidad del andén, hasta que le grita al pasajero:
- Largame lосо, que ya puedo!
Y ahí nomas lo suelta al enano соn sus dos valijas hecho un bólido en el andén a toda carrera y plena velocidad.
Satisfecho de su obra de bien vuelve a sentarse y disfrutar de su diario cuando a los pocos minutos lo ve pasar de vuelta al enano por el pasillo, descontroladísimo, todo transpirado, despeinado, babeando, los ojos desencajados y arrastrando sus dos valijas.
- ¡Que maldita suerte!... ¡Que maldita suerte!
Intrigadísimo le pregunta el tipo que lo había ayudado:
- Pero... ¿Qué te pasó ahora? ¿que hacés arriba del tren?
A lo que el enano lacónicamente responde:
- Cuando me soltaste en el anden, seguí corriendo para no irme de trompa al piso... fue ahí cuando el guarda que venía en el último vagón, al grito de "Vamos enano que perdés el tren!" me manoteó del saco y me subió de nuevo.