Llama el general al sargento por teléfono a las 3.00 de la mañana y contesta un soldado: ¡Alo!, dice el soldado.
Deme al sargento y apúrese.
Lo siento señor, el sargento está durmiendo y no quiere que lo molesten, llame mañana.
¡ Mira incompetente, pásame al sargento ahora mismo!, le contesta el general.
¿ Es usted durо o qué?, le dije que el sargento está durmiendo y no quiere que lo molesten, llame mañana, le grita el soldado.
Señor, ¿Usted sabe quien soy yo?, le grita el general.
No sé y no me interesa, le grita el soldado.
¡ Yo soy tu general!, le grita el general.
¡ Chuuuuuuuuuuuuuttttaaaaaa! ¿Y usted sabe, quién soy yo?, le pregunta el soldado:
¡ No!, le responde el general.
¡ Ah, que bueno!, y le colgó.
Un atlante iba en un avión comercial y en la mitad del camino, el aparato comenzó a tener problemas y toda la gente comenzó a rezar, a encomendarse a Dios, a gritar, a llorar, menos el atlante; inclusive, el capitán de la aeronave, advirtió que el avión se iba a caer, por cuanto se había producido un incendio en una parte importante del avión. Por lo cual, uno de los pasajeros notó que el atlante se encontraba de los más tranquilo, leyendo una revista y éste se le acercó y le preguntó:
Señor, ¿Por qué usted está tan tranquilo? Es que no se ha dado cuenta que este avión se está quemando?
El atlante le respondió:
¿ Es que usted cree que este avión es mío?, y siguió leyendo su revista.
La Historia de un Feo.
Voy a contarles mi historia, no es una historia de amor ni tiene un final
Feliz, pero es la única que tengo por haber nacido así, feo, muy feo.
Cuando nací, el doctor fue a la sala de espera y le dijo a mi padre, "hicimos lo
Que pudimos, pero salió".
Mi mamá no sabía si quedarse conmigo o соn la placenta.
Como era prematuro me metieron en una incubadora, соn vidrios polarizados.
Mi madre nunca me dio el pecho porque decía que sólo me quería como amigo. Así que en vez de darme el pecho, me daba la espalda.
Es por eso que debo haber quedado petiso, tan petiso que en lugar de ser enano, soy profundo. De chico iba por los cuarteles para que me gritaran:
¡ Alto! ¡Alto!
Yo siempre fui muy peludo. A mi madre siempre le preguntaban:
Señora, a su hijo, ¿Lo parió o lo tejió?
Mi padre llevaba en su cartera la foto del niño que ya venía en la cartera
Cuando la compró.
Una vez me perdí, le pregunté al policía si creía que íbamos a encontrar a mis
Padres y me contesto:
No lo sé, hay un montón de lugares donde se pudieron haber escondido.
Y para colmo era muy flaco, tan flaco que un día metí los dedos en el enchufe y
La electricidad erró la patada.
Era realmente flaco, para hacer sombra tenía que pasar dos veces por el mismo
Lugar.
Pero mi problema no era ser tan flaco sino ser FEO.
Mis padres tenían que atarme un trozo de carne al cuello para que el реrrо jugara conmigo.
Sí amigos, yo soy FEO, tan FEO que una vez me atropelló un auto y quedé mejor.
Cuando me secuestraron, los secuestradores mandaron un dedo mío a mis padres
Para pedir recompensa. Mi padre les contestó que quería más pruebas.
Yo creo que no pagaron el rescate porque en casa éramos muy pobres, pero eso sí, a pesar de nuestra situación económica, somos muy honrados. Mi padre era tan honrado que un día encontró trabajo, y lo devolvió.
Por eso tuve que trabajar desde chico. Trabajé en una tienda de animales y la gente no paraba de preguntarme cuánto costaba yo.
Un día llamó una chica a mi casa diciéndome, "Ven a mi casa que no hay nadie", cuando llegué no había nadie.
El psiquiatra me dijo un día que yo estaba lосо. Yo le dije que quería escuchar una segunda opinión. De acuerdo, además de lосо es usted muy feo, me dijo.
Una vez cuando me iba a suicidar tirándome desde la azotea de un edificio de 50
Pisos, mandaron a un cura a darme unas palabras de aliento. Sus palabras fueron:
¡ En sus marcas, listos!
El último deseo de mi padre antes de morir era que me sentara en sus piernas. Lo habían condenado a la silla eléctrica.
En un vuelo Caracas-Miami, después de un suave despegue y cuando el avión había alcanzado una altitud confortable, el capitán hace un anuncio por el intercomunicador: Damas y caballeros, les habla su capitán. Bienvenidos al vuelo 293, directo de Caracas a Miami. Las condiciones climáticas son muy buenas y por lo tanto esperamos un tranquilo y gradable vuelo. Ahora recuéstense y relájense.
¡ Ooooh, por Dios!
Seguido de un largo silencio y después de unos cuantos minutos, el capitán vuelve a decir por el intercomunicador:
Damas y caballeros, discúlpenme si los asusté, pero mientras les hablaba, una aeromoza derramó una taza de café caliente en mis piernas, deberían ver la parte delantera de mis pantalones.
Entonces, uno de los pasajeros dice:
¡ Eso no es nada, usted debería ver la parte de atrás de los míos!