Un mexicano estaba tranquilamente tomando su desayuno, cuando un típico "norteamericano", mascando chicle, se sienta a su lado.
El mexicano ignora al "yanquiman" que no muy contento соn eso, trata de hacerle conversación preguntando:
- Perdón, ¿usted se come todo el pan?.
- ¡Por supuesto! - contesta el mexicano -.
- Nosotros no- dice el gringо -.
- Nosotros sólo nos comemos la migaja de adentro del pan y la parte de afuera la ponemos en un container, la reciclamos, la transformamos en harina y la exportamos a México.
El mexicano escucha en silencio, impertubable.
El americano sigue mascando su chicle e insiste:
- ¿Y ustedes se comen la mermelada соn el pan?.
- ¡Por supuesto! - contesta nuevamente el mexicano -.
- Nosotros no - dice el americano -.
- Nosotros en el desayuno comemos fruta fresca, la cáscara y las semillas las ponemos en un container, las reciclamos, las transformamos en mermelada y la exportamos a México.
El mexicano ya un tanto alterado le pregunta:
- ¿Y ustedes qué hacen соn los condones después de usarlos?.
- ¡Los tiramos a la ваsurа, "of course"!.
- Bueno, nosotros no.
- Después de usarlos los ponemos en un contenedor, los reciclamos, los transformamos en chicle y los exportamos a los Estados Unidos.
En una convención de sacerdotes se encontraba un cubano, un americano y un mexicano. Se les aproxima una periodista y le pregunta al cubano:
- Padre, ¿usted podría explicarnos qué es lo que hacen en Cuba соn el dinero de los fieles?.
- Claro que sí chica. Es muy fácil, pintamos una línea en el piso y aventamos el dinero al cielo: lo que caiga adelante de la línea es para Dios y lo que caiga detrás de la línea es para nosotros.
- Muy bien, y ustedes los gringos, ¿qué hacen соn el dinero?.
- Nosotros, marcar un círculo en el piso y lo que caer dentro del círculo ser para Dios y lo que caer afuera, ser para nosotros.
- Finalmente ustedes los mexicanos, ¿qué hacen соn el dinero de los fieles?.
- Nosotros somos más justos, aventamos el dinero al cielo y lo que alcance a agarrar Dios es para él y lo demás es para nosotros.
Tres presidentes (Obama, Sarkozy y Calderón) están desnudos en la sauna de la casa blanca, discutiendo cuál será la estrategia a seguir para derrotar al terrorismo.
De repente, se escucha un bip.
Obama se toca el antebrazo y el sonido cesa.
Los otros se le quedan mirando perplejos.
- Es mi biper, - comenta Obama -. Tengo un microchip bajo la piel de mi brazo.
Minutos más tarde, un teléfono suena.
Sarkozy acerca la palma de la mano hacia su oido. Cuando termina de hablar, él les explica:
- Es mi teléfono móvil. Tengo un microchip en mi mano.
Calderón, sintiéndose totalmente fuera de lugar y escaso de tecnología, se sale de la sauna.
A los pocos minutos, regresa соn un pedazo de papel higiénico colgando de su trasero.
Obama y Sarkozy se quedan atónitos, sin habla. A lo que Calderón les explica:
- Estoy recibiendo un fax.