En un parque hay una señora соn su pequeño hijo de 5 años y ella decide darle una moneda para que se compre un helado.
El niño se mete la moneda en la boca y sale corriendo al puesto de los helados, pero tropieza y se atraganta соn la moneda.
La señora corre inmediatamente, levanta a su hijo, lo coloca boca abajo y le golpea la espalda tratando que escupa la moneda, pero sus intentos son inútiles. Ella no sabe que hacer y el niño se está asfixiando; el color de su rostro empieza a tornarse morado. La pobre señora mira para todos lados buscando ayuda y gritando en busca de auxilio.
Un señor que está viendo la escena, se acerca соn mucha calma y tranquilidad, toma la niño, le baja los pantalones, le aprieta fuertemente los testículos, le dice algo al oído y el chico inmediatamente escupe la moneda.
La madre del niño del niño aún соn lágrimas en los ojos mira al hombre que ha salvado a su hijo y le dice:
- Gracias caballero, ha salvado usted la vida de mi hijo, ¿es usted médico?
- No señora... Responde el salvador. Solo soy un recaudador de impuestos del gobierno...!
Esto son dos mercenarios en los dias del Salvaje Oeste, y les
Dice un coronel:
- Soldados, el ejercito necesita vuestra ayuda. Id al territorio
De los indios, y por cada cabellera de Sioux que consigais traer de vuelta
Al fuerte, os daremos 100 dolares de oro.
Total, que los dos cazarrecompensas se van al territorio de los
Indios y hacen un campamento. De madrugada, uno de ellos oye el chasquido
De una ramita, se despierta, y ve que alrededor del campamento hay 100
Sioux соn pinturas de guerra; entonces le pega un codazo al otro
Mercenario y le dice:
- ¡Sam Sam, despierta, somos ricos!
Una pareja estaba jugando golf en un campo muy distinguido, rodeado por bellísimas mansiones. En el tercer golpe, el marido le dice:
- Querida, ten cuidado al tirar la pelota, no sea cosa que la mandes a una de esas casas, y quiebres un vidrio. Va a costar una fortuna repararlo.
Ni terminó la frase, cuando ella da un golpe, y la pelota va directo para una ventana de la casa más grande de la vecindad.
El marido se exaspera:
- Te dije que tuvieras cuidado. Y ahora, ¿cómo vamos a hacer?
- Vamos hasta ahí a pedir disculpas y ver de cuanto va a ser nuestro perjuicio.
Ellos golpean la puerta, y oyen una voz:
- Pueden entrar
Abren la puerta,y ven todo el vidrio desparramado por el piso, y una botella rota cerca del refrigerador. Un hombre sentado en el sofá les dice:
- ¿Ustedes son los que rompieron mi ventana?. ? Si, lo siento mucho, y quiero pagar el daño-responde el marido.
- De ninguna manera. Soy yo el que debe agradecerles. Soy un genio que estuvo preso en esta botella por miles de años, ustedes me liberaron. Les puedo conceder tres deseos. Yo les doy uno a cada uno, y me guardo el tercero para mi.
- ¡Guau!, ¡Qué bueno!, dice el marido. Quiero un millón de dólares por año, por el resto de mi vida.
- Sin problemas. Es lo mínimo que puedo hacer. Y tú, ¿qué te gustaría pedir? -le dice el genio a la esposa.
- Quiero una casa en cada país del mundo, responde ella.
- Puedes considerar tu deseo realizado, responde el genio.
- ¿Y cual es tu deseo, genio?, pregunta el marido.
- Bien, desde que quedé preso en esta botella, hace miles de años, no tuve más oportunidad de tener sеxо. Mi deseo es hacerlo соn tu mujer.
El marido mira a su esposa, y dice:
? Bien, querida, nos ganamos un montón de dinero y todas esas casas. Creo que el no está pidiendo mucho.
El genio lleva a la mujer para el cuarto, y pasa dos horas соn ella. Después de terminar, el genio la mira, y pregunta:
- ¿Cuántos años tiene tu marido?
- 35, responde ella.-
- ¿Y todavía cree en genios?
La abuela y el abuelo fueron de visita a casa de su hijo, nuera y nietos y se quedaron a pasar la noche.
Cuando el abuelo se encontró соn un frasco de Viagra
En el botiquín de su hijo, le preguntó a éste
Si podía usar una de las pildoritas.
El hijo le dijo:
- Yo creo que no deberías hacerlo, Papá;
Son muy fuertes. Y son muy caras.
- ¿Cuánto cuestan? Preguntó el abuelo.
- 20 Eur. por pastilla - le contestó el hijo.
- No importa, dijo el abuelo,
- Insisto en que quiero probar. Al irme por la mañana, te dejaré el dinero debajo de la almohada.
Al día siguiente, cerca del mediodía, el hijo encontró 220 Eur. bajo la almohada.
Llamó al abuelo y le dijo,
- Te dije que cada píldora costaba 20 Eur. no 220.
- Te entendí, respondió el abuelo. ¡Los 200 Eur. los puso la abuela!