Chistes y anecdotas de Vendedores
En una bodega llega un niño y le pregunta al bodeguero:
- Señor, ¿Tiene café?
El señor le responde que sí.
El niño responde:
- Entonces, deme un kilo de espaguetis.
Al otro día regresa el niño y pregunta:
- ¿Tiene azúcar?
El señor responde que sí.
- Entonces, deme una lata de atún.
Y todos los días era el mismo cuento, venía el chico, preguntaba por una cosa y llevaba otra.
Hasta que un día el bodeguero se enojó y le dijo:
- No le pienso vender más a usted ni a su familia.
El niño va a su casa y le cuenta a su papá lo que el señor le dijo, y el papá todo preocupado se dirige a la bodega.
- Señor, ¿Qué es lo que pasa?
Y el bodeguero le contó el caso, el papá dice:
- Tiene usted toda la razón, ese hijo mío que no se compone, pero no se preocupe ahora mismo voy a la casa me quito el zapato y le doy соn la correa.
Un vendedor de loros tenía a la venta un loro grande, uno mediano y otro lorito chico, rasca, poca cosa, una porquería de loro. Una persona se interesa en comprar uno de los loros.
¿ Cuánto vale el loro grande, el más bonito?
Este loro vale 500 dólares.
¿ Pero, por qué tan caro?
Es que es muy educado, le habla inglés y francés de corrido y hasta entiende el alemán y el japonés.
Increíble, de verdad, pero bueno, entonces dígame, ¿Cuánto vale el mediano que luce bastante bien?
Este vale 5.000 dólares porque además de hablar cinco idiomas, conoce de historia universal, geografía e investigaciones espaciales.
Verdaderamente increíble. No me queda más que preguntarle por el precio del lorito más chico, tan feo e insignificante.
Este es el loro más caro de todos, sólo lo vendo en 50.000 dólares.
Pero no puede ser, ¿Por qué? ¿Sabe mucho?
Mire, la verdad que no estoy seguro, pero los otros dos le dicen jefe.
Entra un tipo a la joyería соn la intención de comprarle a la novia un anillo de compromiso.
Se pone a examinar los anillos en exhibición tras la vitrina y uno, en especial, le llama la atención.
- Disculpe, le pregunta al joyero, ¿Cuánto cuesta este anillo?
- ¡Ah, es una pieza bellísima!, sólo le va a costar $10.000.
- ¡Ay! ¡Eso es mucho dinero!
- Pero, amigo, dice, condescendiente, el joyero. Un diamante es para toda la vida.
- Quizás, señor, pero no planeo que mi matrimonio dure tanto.