Chiste de largos, Cuentos Graciosos
Un vendedor se dirige hacia un señor que va a viajar. El vendedor tiene en sus manos dos grandes maletas, pone las maletas en una silla cercana y le dice:
Mire señor, estoy vendiendo este reloj.
El señor le responde:
No gracias, tengo reloj.
Pero este es un magnifico reloj, mire lo que hace, y el vendedor presiona un pequeño botón y sale una pequeña pieza musical.
El señor le responde:
Gracias, pero tengo radio.
Pero eso no es todo, dice el vendedor y le pide su número telefónico, y presiona un pequeño botón y se encuentra llamando a su casa.
El señor convencido le pregunta al vendedor:
¿ Cuánto cuesta?
Eso es lo mejor, solo cuesta 200 pesos, dice el vendedor.
Está bien, responde el señor.
Mire es suyo, que le vaya bien, y se va.
En eso lo llama el señor y le dice:
¡ Dejó sus maletas!
Y el vendedor le responde:
¡ No, esas son las baterías!
Un tipo va en coche por la carretera y se da cuenta de que está perdido. Se detiene en un arcén y pregunta a un viandante que pasaba por allí:
- Oiga, ¿puede ayudarme? He quedado a las seis соn unos clientes, llevo dos horas de retraso y no sé dónde estoy.
- Por supuesto,le contesta el viandante,está usted en el interior de un coche, a 8 kilómetros del centro de la ciudad, entre 43 y 45 grados latitud norte y 60 y 63 longitud oeste.
El del coche lo mira fijamente y le dice:
- Usted es ingeniero, ¿a que sí?
- Pues sí que lo soy. ¿Cómo lo ha sabido?
- Muy fácil, porque todo lo que me ha dicho es "técnicamente correcto", pero "prácticamente inútil". Yo sigo perdido, llegaré tarde y no sé qué hacer соn su información.
El ingeniero lo mira y dice:
- Es usted jefe, ¿verdad?
- Pues mire, sí, lo soy. ¿Cómo lo sabe?
- Por cuatro razones. Primero: ni sabe dónde está, ni hacia dónde va. Segundo: ha hecho una promesa que no puede cumplir. Tercero: espera que sea otro quien le resuelva su problema. Y cuarto: está usted exactamente en la misma situación que estaba antes de encontrarnos, pero ahora, por algún motivo, parece que la culpa es mía.