En una hermosa mañana, un jefe de proyectos, un analista de sistemas y un programador estaban paseando por una playa para distraerse del proyecto que los había tenido de cabeza durante largos meses.
De repente, encontraron una lámpara casi oculta en la arena. Obviamente, uno de ellos la frotó sin mucha esperanza y grande fue su sorpresa cuando apareció un genio. Al verlos, el genio dijo:
- Bueno, imagino que conocen el procedimiento habitual para estos casos. Ustedes saben, eso de los tres deseos.
Los hombres estaban atónitos ante aquel inesperado espectáculo. Luego el genio continuó diciéndoles:
- Normalmente se los concedo a una sola persona, pero en este caso, como ustedes son tres los que me han encontrado, les concederé un deseo a cada uno.
El programador, igual de apurado como siempre, quiso ser primero y dijo:
- Me gustaría pasar el resto de mi vida viviendo en una gran casa en Fort Lauderdale, sin problemas de dinero y rodeado de hermosas mujeres que me idolatren.
El genio le concedió el deseo y le envió a la casa de Fort Lauderdale, соn mucho dinero y muchas mujeres. Después siguió el analista de sistemas:
- Me gustaría pasar el resto de mi vida en un gran y lujoso crucero en el mediterráneo, sin problemas de dinero y rodeado de hermosas mujeres que me idolatren.
El genio le concedió el deseo y le envió al crucero en el mediterráneo, соn mucho dinero y muchas mujeres. Al final, le tocó el turno al jefe de proyectos:
- ¿Cuál será tu deseo? - Preguntó el genio.
- ¡Quiero a ese par de estúpidos de regreso a la oficina después del almuerzo!

Una pareja estaba jugando golf en un campo muy distinguido, rodeado por bellísimas mansiones. En el tercer golpe, el marido le dice:
- Querida, ten cuidado al tirar la pelota, no sea cosa que la mandes a una de esas casas, y quiebres un vidrio. Va a costar una fortuna repararlo.
Ni terminó la frase, cuando ella da un golpe, y la pelota va directo para una ventana de la casa más grande de la vecindad.
El marido se exaspera:
- Te dije que tuvieras cuidado. Y ahora, ¿cómo vamos a hacer?
- Vamos hasta ahí a pedir disculpas y ver de cuanto va a ser nuestro perjuicio.
Ellos golpean la puerta, y oyen una voz:
- Pueden entrar
Abren la puerta,y ven todo el vidrio desparramado por el piso, y una botella rota cerca del refrigerador. Un hombre sentado en el sofá les dice:
- ¿Ustedes son los que rompieron mi ventana?. ? Si, lo siento mucho, y quiero pagar el daño-responde el marido.
- De ninguna manera. Soy yo el que debe agradecerles. Soy un genio que estuvo preso en esta botella por miles de años, ustedes me liberaron. Les puedo conceder tres deseos. Yo les doy uno a cada uno, y me guardo el tercero para mi.
- ¡Guau!, ¡Qué bueno!, dice el marido. Quiero un millón de dólares por año, por el resto de mi vida.
- Sin problemas. Es lo mínimo que puedo hacer. Y tú, ¿qué te gustaría pedir? -le dice el genio a la esposa.
- Quiero una casa en cada país del mundo, responde ella.
- Puedes considerar tu deseo realizado, responde el genio.
- ¿Y cual es tu deseo, genio?, pregunta el marido.
- Bien, desde que quedé preso en esta botella, hace miles de años, no tuve más oportunidad de tener sеxо. Mi deseo es hacerlo соn tu mujer.
El marido mira a su esposa, y dice:
? Bien, querida, nos ganamos un montón de dinero y todas esas casas. Creo que el no está pidiendo mucho.
El genio lleva a la mujer para el cuarto, y pasa dos horas соn ella. Después de terminar, el genio la mira, y pregunta:
- ¿Cuántos años tiene tu marido?
- 35, responde ella.-
- ¿Y todavía cree en genios?
Había un oso y un conejo que caminaban por el bosque, peleando el uno соn el otro, cuando de pronto encontraron una lampara maravillosa.
El genio les concedió tres deseos a cada uno.
El oso pidió primero:
- Yo quiero que todos los osos de este bosque sean hembras.
- Concedido.
El conejo hablo:
- Yo quiero un casco de moto.
- Concedido.
El oso extrañado соn el conejo continuo соn su segundo deseo:
- Para estar seguro deseo que los osos de todos los bosques vecinos sean hembras.
- Concedido.
El conejo solicita su segundo deseo:
- Yo quiero una moto Harley Davidson.
- Concedido.
El oso asombrado por los gustos del conejo, hace su tercer deseo:
- No quiero correr riesgos quiero que todos los osos del mundo sean hembras.
- Concedido.
El conejo arranca en su moto y cuando esta a 100 metros grita su ultimo deseo:
- ¡Que el oso sea maricooooon!