Chiste de largos, Cuentos Graciosos
Un policía detiene a un coche en la carretera y se suscita la siguiente conversación:
- ¿Cuál es el problema, oficial?.
- Iba por lo menos a 100 km/h y el límite es de 80.
- ¡No oficial!. Yo sólo iba a 70.
La esposa interrumpe:
- Vamos, Ricardo, ibas a 110.
El señor mira fulminantemente a su mujer.
- También lo voy a multar por la direccional que tiene rota.
- ¿Direccional rota?, no me había dado cuenta, oficial.
- Vamos, Ricardo, desde hace semanas que lo sabes.
El señor vuelve a mirar furioso a su mujer.
- Y se merece otra multa por no traer el cinturón de seguridad.
- Pero oficial, apenas me lo quité cuando usted me detuvo.
- Vamos, Ricardo, tú nunca te pones el cinturón.
El señor le dice a su esposa:
- ¡Ya cierra el pico!.
Entonces el oficial le dice a la señora:
- Oiga, ¿su marido siempre le habla en ese tono?.
- No, sólo cuando está borracho.
Un hombre que tiene mucho dinero decide dedicarse a viajar por el mundo, y como primer viaje se va al Hungría. Cuando vuelve se encuentra соn una amigo:
- ¿Qué tal tu viaje por Hungria?.
- Pues todo muy bonito.
- ¿Y Budapest?.
- Una ciudad preciosa.
- ¿Y qué tal соn las magiares?.
- Pues... esto... eh, bien.
Cuando se despide se va a su casa, coge el diccionario y busca la palabra "magiares", y lee:
"Mujeres naturales de Hungría"
, así que piensa:
"Vaya, he debido de quedar en ridículo".
Total, que su siguiente viaje es a Portugal, y a su regreso se vuelve a encontrar соn su amigo.
- Hombre, me dijeron que te fuiste a Portugal.
- Pues sí, tenía ganas de ver ese país.
- ¿Y cómo es Lisboa?.
- Una ciudad preciosa, su puerto, la zona monumental...
- Bueno, ¿y cómo eran las lusas?.
- Eh... hombre, dentro de su entorno, bien.
Al llegar a su casa coge el diccionario para buscar la palabra "lusas":
"Mujeres naturales de Portugal"
, y dice:
"Vaya, he vuelto a hacer el ridículo, pero en la próxima no fallo".
Como siguiente destino se va a Egipto y a su vuelta, se encuentra de nuevo соn su amigo.
- ¿Dónde estabas esta vez?.
- Me fui a Egipto.
- ¿Qué tal las gentes de allí?.
- Amables, pero te intentan sacar el dinero vendiendo baratijas.
- Vaya. ¿Y qué tal las pirámides?.
- Pues me ligué a tres y a dos me las llevé a la cama.
Una mujer se va de viaje a Brasil para asistir a un curso de entrenamiento de dos semanas de su empresa. Su esposo la llevó al aeropuerto y le deseó un feliz viaje. La esposa le contestó:
- Gracias, mi amor, ¿qué quieres que te traiga?.
El esposo soltó una carcajada y le dijo:
- ¡Una brasileña!.
La mujer no dijo nada y fue a embarcarse en su vuelo.
Dos semanas después, él fue a recogerla al aeropuerto y le preguntó:
- ¿Y, corazón mío, cómo te fue en el viaje?.
- Muy bien, muchas gracias.
- ¿Y mi regalo?.
- ¿Qué regalo?.
- Lo que te pedí, pues... la brasileña, jeje.
- Ah, ¿eso?. Verás, hice lo que pude, así que ahora tenemos que esperar unos meses para saber si es brasileña... o brasileño.