Una mujer desconfiaba de la fidelidad de su marido, quien era un empresario muy importante y viajaba muy a menudo соn su secretaria. Para sacarse la duda, en la primera oportunidad que su marido viajó, ella contrató un detective privado para que los siguiera y le informara de todos los movimientos extraños que ellos hacían.
Sale de viaje el marido соn su secretaria y detrás de ellos, el detective. Al otro día, recibe un telegrama del detective que decía así :
"Negocio".
La mujer pensaba:
- ¡Este es un boludo! ¡Ya se que fue a hacer negocios!
Al segundo día, recibe otro telegrama del detective que decía exactamente lo mismo:
"Negocio".
La mujer pensaba:
- ¿Para qué мiеrdа lo contrate a este boludo? Estoy tirando la plata en este gil que no me dice nada nuevo.
Al tercer día llega el marido соn la secretaria de su viaje de negocios, y detrás de ellos llega el detective.
La señora lo agarra del cogote, lo zamarrea, lo insulta de arriba a abajo y le dice que se niega a pagarle los honorarios por inútil, ya que ella estaba 99% segura de la infidelidad de su marido. Cuando el detective logra calmarla, trata de explicarle lo sucedido.
- Señora, Ud. no entiende nada, como todas las mujeres. Yo soy un detective muy distinguido y como sospecho que su marido la engaña no solamente соn la secretaria, sino también соn su mucama, y ante la posibilidad de que esta última leyera el telegrama, se lo mandé en clave. Lo único que tenía que hacer Ud. era leer el telegrama de atrás para adelante para darse cuenta de lo que estaba pasando ...

Nuestro amigo Cornelio es un hombre que le gusta cuidar su figura y estado físico, así que todas las mañanas sale a trotar por el parque.
Cualquier día, como de costumbre, se levanta a las 5 A. M., toma su ropa deportiva, se coloca sus zapatillas, un gorro de lana para protegerse del frío, y sale a cumplir соn su rutina de ejercicios.
Cuando abre la puerta de salida se da cuenta que está cayendo una lluvia fortísima que incluye tormenta eléctrica y una brisa huracanada.
Conforme y sin más alternativa, regresa a su alcoba y sin hacer ruido se despoja de su atuendo deportivo, suavemente se mete de nuevo a la cama y le susurra quedamente al oído a su esposa:
- Está cayendo un diluvio horrible...
Su esposa adormilada y sin abrir los ojos, lo abraza y le responde:
- Si amor... y sin embargo el еsтúрidо de mi marido se fue a trotar...