Chistes y anecdotas de Cornudos
Un hombre llega a la barbería соn cara de preocupación. El barbero enseguida le pregunta:
- . Pedro, ¿Qué te pasa, tu siempre tan bromista y estás соn esa cara de preocupación?
Pedro le contesta:
- Es que tengo un dolor de cabeza desde ayer, entonces me fui a la casa y cuando llego a ella me encuentro a mi mujer соn otro.
El barbero muy asombrado le pregunta.
- ¿Соn otro hombre?
Y el hombre le responde:
- No chico, соn otro dolor de cabeza.
El barbero que es muy bromista piensa que le va a decir eso a otro para tomarle el pelo. En ese momento entra un vecino, y el barbero pone cara de preocupación, a lo que el vecino le pregunta.
- ¿Qué te pasa, si tu eres siempre tan bromista y te veo tan pensativo?
El barbero le contesta:
- Es un terrible dolor de cabeza que tengo, fíjate que ayer tuve que cerrar la barbería por ese dolor de cabeza y cuando llego a la casa encuentro a mi mujer соn otro.
Entonces, inmediatamente el vecino le contesta:
- Caramba por fin te das cuenta, todos los vecinos sabíamos que apenas tu salías, ese hombre se metía a tu casa соn tu mujer y salía en la tarde.
El marido llega a casa sin avisar, y la esposa tiene que esconder a su amante, asi que lo mete en el armario. Una vez alli, el tio se queda de piedra cuando oye una voz a su lado que le dice:
- Esta oscuro esto, eh?
Y entonces se da cuenta de que es el hijo, que estaba escondido en el armario mirando mientras echaba el palo соn la madre.
- Callate, Jaimito...
- Creo que voy a estornudar.
- No, por favor...
- ¿Me daras un poco de dinero?
- Si, toma mil pelas, pero callate - Nota: el amante no tiene puestos los pantalones, pero se ha metido en el armario соn ellos.
- Oye, de verdad que tengo unas ganas enormes de estornudar.
- Uy que niño, anda toma la cartera...
- Vale, ya se me han pasado las ganas.
Total, que Jaimito se compra una bicicleta esa misma tarde. Su madre se mosquea, claro, pero como el niño no suelta prenda, le manda a que vaya a confesarse. Obviamente, Jaimito no esta demasiado acostumbrado a los confesionarios, asi que cuando le llega su turno, lo primero que hace es decir:
- Esta oscuro esto, eh?
- Jaimito, no empieces otra vez.
Una vez un hombre llama a una casa y coge el teléfono el sereno (el guardián) y el hombre le pregunta:
¿ Y mi esposa?
Y el sereno responde:
En su cuarto.
Luego el hombre dice:
¿ Соn quién?
Con un hombre, le responde el sereno.
¡ Diantre! ¡Mátela! Dice el hombre.
No, no, yo no puedo hacer eso.
Claro que sí, yo le doy esa orden, dice el hombre.
Esta bien, esta bien, y mata a la mujer.
Ya la maté, dice el sereno.
Y el hombre le responde;
Ahora sáquela de ahí y métala a la piscina.
Pero señor, aquí no hay piscina dice el sereno.
¿ Este no es el teléfono 232-5492?
No, dice el sereno.
Ah pues, ¡Perdóneme!
Cierto día un tipo va al doctor y le dice:
- La otra noche llegue a mi casa, encontré a mi esposa соn otro hombre, me enfurecí y ella me dijo:
- Ven, siéntate, anda tómate un café, vamos a platicar.
La siguiente noche, pasó lo mismo y ella me repitió:
- Anda, anda, no seas enojón, tómate un cafecito y charlemos.
El doctor le contesta:
- ¿Y cuál es su problema?
- Oiga doctor, ¿No me hará daño tanto café?